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La Jornada

Dos o más personas nunca recordarán un mismo hecho de la misma manera. “Siempre hay múltiples verdades”, lanza el escritor escocés David Keenan. Esta es una de las premisas detrás de su novela Memorial Device, escrita en forma de entrevistas imaginarias a viejos integrantes de la escena postpunk de un pequeño y rudo pueblo escocés que sí existe, Airdrie.

“¿Cómo cuentas la verdadera historia del postpunk? Es a través de la gente que nunca grabó un disco, que solo hicieron un fanzine”, plantea Keenan. Vamos, es con aquellos que no destacaron, pero que su vida fue inspirada por el postpunk.

“Cuando el postpunk llegó a los pueblos, había una sensación de ‘cualquier cosa puede pasar’. ¿Cómo expresas eso?”, dice Keenan, en conversación con Mariana H, conductora de radio y televisión, durante el Hay Festival, en Querétaro.

Los personajes de Memorial Device, que ahora será una serie de televisión, “miran hacia atrás, pero no con nostalgia, sino que se dan cuenta de que, wow, eso era importante. ¿Por qué no creí más? Pensamos que éramos una banda jodida, pero lo que hicimos fue impresionante, reinventamos el lugar”.

Lo cual lleva a Keenan a preguntarse si “es solo cuando recuerdas que te das cuenta de lo que significó”. Como dice una canción de Prince, “el amor simplemente no es amor hasta que ya pasó”.

Keenan creció en un hogar para menores. “Afortunadamente fui adoptado por una familia maravillosa”. Sin embargo, no conocer una sola persona en el mundo a la que se pareciera, no tener un ejemplo de lo que podía ser, le permitió tener la sensación de que “podía hacer lo que fuera”. Su padre adoptivo no sabía leer, pero siempre insistió en que él sí lo hiciera. “Quise hacer un libro que tuviera la fuerza que mi padre pensaba que tenían, el poder de transformar la vida de alguien”.

Mientras escribía Memorial Device, “era como una posesión demoniaca, sentía que estaba posesionado por los personajes”.

Keenan dice que él se cura con el arte. El arte lo vive uno en cada acto de la existencia, en la forma en que caminas por la calle, en todo. “El arte no debería ser algo que solo consumes”.

Keenan cuenta que estando en la Ciudad de México, salió a caminar e intencionalmente se perdió en el centro y le pasó de todo. Luego se sentó en el balcón de un lugar donde vendían cervezas artesanales. Pasó horas mirando hacia la calle. “Me sentí tan inspirado”.