EN LOS RECIENTES años, el Partido Revolucionario Institucional, ya no recibía cuotas de sus agremiados. Contaba con el apoyo gubernamental y las prerrogativas que le correspondían no le eran tan necesarias para la subsistencia política. Con el paso del tiempo, ya no era necesario, como al principio, que la militancia tuviera que aportar diversas cantidades para el sostenimiento de esta organización política y solamente, en tiempos electorales, tenía que presentarse algún documento que avalara al candidato a una posición política, de haber cumplido con este requisito, cuestión que solamente era un mero trámite, porque no era una exigencia mayor.

Ni siquiera los políticos encumbrados, acaparadores, como siempre, de las posiciones políticas, aportaban sus cuotas. No era necesario, estrictamente, porque había recursos que le llegaban de alguna manera para realizar sus actividades políticas y sacar, incluso, adelante las elecciones que fueran.

Pero todo esto, se acabó de un solo tajo. Vino la debacle política, en forma definitiva, al no tener, casi, representación alguna en los congresos, en el gobierno y ahora, también, en la gubernatura y en la presidencia de la República, lo que obligará a las dirigencias, tanto nacionales, como estatales y municipales, a retomar otras acciones y establecer estrategias políticas de mayor dimensión, sobre todo, en materia económica, porque tendrán que buscar, de donde sea, el financiamiento para continuar en su labor, aunque al no estar acostumbrados a estas exigencias, difícilmente podrán superar esta crisis política en la que se encuentran.

Vivir con el mínimo, ahora será para el PRI, un verdadero reto, porque ya no habrá más dinero y el que tengan, todavía, seguramente, que lo estarán guardando para los momentos más difíciles del instituto político.

A todo esto, surge la necesidad entre la militancia, es decir, al interior de este partido, aunque no deja de hacer pensar a quienes se encuentran fuera, sobre la posibilidad de que se imponga, nuevamente, el sistema recaudatorio de cuotas a la militancia, aunque difícilmente se logrará, porque pocos harían esto por el partido, al que muchos han de negar ahora, cuando ya no les garantiza, para nada, el éxito electoral.

De aquí en adelante, es posible, se dice, que las dirigencias tricolores, tengan que proponer este sistema, dejado hace tiempo, porque no le era necesario, pero ahora en las condiciones en que se encuentra esta organización política, lo más probable es que se tenga que volver a pedir ayuda a los militantes.

Sin embargo, hay quienes insisten en que no será posible, porque nadie ha de querer invertir en el PRI, ahora que se encuentra en serias dificultades políticas, y es más, ni siquiera los que tienen dinero, arriesgaran sus centavos, sabiendo que por lo pronto, al PRI, ya no le ven futuro.

El rescate del partido tricolor, costará miles de millones de pesos, que no logrará a través de cuotas ni de prerrogativas, porque ante todo, falta confianza en que pueda resurgir pronto, ya que nadie estará dispuesto a invertir a largo o mediano plazo, ya que las circunstancias políticas se dan en cualquier momento y este partido político, no podrá aprovecharlas al máximo, aunque estuvieran todas a su favor.

Para su movilización política, los dirigentes saben bien, que se requiere de dinero, porque la política ya dejó, hace mucho tiempo, de ser gratuita, pues ni siquiera existen ya los grupos de jóvenes talacheros, aquellos que trabajaban día y noche para posicionar al partido y a cualquier candidato, sin necesidad de que les pagaran, más que los gastos que efectuaban para los traslados y muchas veces, ni siquiera eso. Bastaba tener la camiseta bien puesta para que fueran aprovechados por los que siempre se beneficiaban directamente. Hoy, aunque no lo parezca, nadie jala sin dinero, porque en los más recientes tiempos, esa ha sido la forma de hacer política, no tan solo dentro del PRI, sino de todos los partidos políticos que se encuentran registrados.

Este es, en cierta forma, el panorama al que se enfrenta el Partido Revolucionario Institucional, quien tendrá que vivir con el mínimo, aunque todavía, tenga, por ahí, algunas reservas económicas, más las pocas cuotas que logre recaudar, si es que vuelve a buscar financiamiento entre su militancia.

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NO SE TRATA DE ECHAR lumbre al fuego, pero técnicamente, no se ha dado una amplia explicación sobre la peligrosidad o no peligrosidad del transporte del gas natural, en líneas que se están introduciendo, casi a flor de tierra, sobre las principales vías de comunicación, dentro del ámbito federal, y en las redes locales que pasan por los municipios de Emiliano Zapata, Xalapa, y Coatepec.

Mucho se ha dicho al respecto, pero ni los alcaldes anteriores ni los que ahora están en funciones, les ha interesado del todo este proyecto que no parece beneficiar a la población en general, sino a unos cuantos, entre ellos a los mismos empresarios que tendrán, sin duda, su mina de oro.

Se supo que en determinado tiempo, al iniciarse los trabajos, no eran aprobados del todo por los ayuntamientos, de tal manera, que se hablaba, incluso, de detener la obra hasta no tener la plena seguridad de que afectará a la población con una futura explosión, ya sea intencional, o bien por la vibración constante del suelo a causa del movimiento vehicular, ya que se ha comentado frecuentemente, que estas redes distribuidoras están siendo colocadas en las vías de comunicación, es decir, apenas un metro cuando más, fuera de la carpeta asfáltica, lo que para mucha gente no es garantía de un manejo seguro.
No faltaron, en su tiempo, diversas especulaciones en torno al convencimiento de los alcaldes, quienes supuestamente recibieron fuertes cantidades de recursos para poder facilitar a los empresarios las autorizaciones correspondientes.

El caso está en que siguen instalando a lo largo de las vías de comunicación y también, en las calles por donde pasará este ducto, que se insiste, no es garantía plena de seguridad y puede generar, en poco tiempo, un accidente de graves consecuencias.

Quiérase o no, el gas natural que se transportará por las calles, es un verdadero peligro.

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AUNQUE POCO A POCO se va olvidando la tremenda declaración del Presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que recibirá un país en bancarrota, varios expertos en la materia han refutado al famoso Peje, porque aseguran que el país se encuentra bien posicionado económicamente y que puede salir adelante.

Para el mismo Director del Banco de México, el país es bastante solvente y para otros estudiosos de la materia, México presenta condiciones importantes para poder resolver sus problemas económicos sin el mayor problema.

Así es que queda la duda de lo que dice López Obrador, y lo que dicen los expertos en finanzas nacionales, independientemente de la percepción que en estos momentos se experimenta en todo el país, de que existe una gran crisis económica que costará mucho, tanto al banco de México, como al propio gobierno de la República, lograr que se mantenga su estabilización económica.

Desde luego, que en estos momentos, existe grave preocupación entre los mexicanos por la inflación que se está experimentando, pero una vez encarrilado el nuevo gobierno, es posible que se vuelva a la estabilidad que se requiere para seguir avanzando en el desarrollo y en la capacidad adquisitiva de todos.

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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.

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