Un mundo feliz vs 1984 

Saber es relativamente fácil. Querer y obrar de acuerdo con lo que uno quisiera, es siempre más duro

Aldous Huxley

 

Hace unos días tuve la oportunidad de tomarme un café con un viejo amigo. Platicamos un poco para ponernos al día, pero mientras salíamos del café vimos pasar a un grupo de personas con semblantes irritados, le dije en son de ironía: “mira aquí en Instagram todos son felices”.

Acto seguido me preguntó: ¿Quién triunfó, Orwell o Huxley? reí, pasó su novia por él y hasta ahí quedó todo.

Sin embargo, fui a mi casa y tomé dos obras en mi librero que son un clásico y que ilustran el presente; por un lado, la obra Orwell, es “1984” la cual advierte que seremos vencidos por la opresión impuesta exteriormente a través del panóptico, visto como una especie de Big Brother.

Y por el otro la visión a través de la obra Huxley, en ‘Un mundo feliz’, donde no se requiere un Gran Hermano para privar a la gente de su autonomía, de su madurez y de su historia. Según él lo percibió, que la gente llegará a amar su opresión, y a adorar las tecnologías que anulen su capacidad de pensar.

Si bien, pareciera que lo lideres tienden a utilizar el modelo de Orweliano, ya que, de acuerdo con el informe Libertad en el Mundo 2022, señala que la autocracia está logrando avances contra la democracia y animando a más líderes a abandonar el camino democrático de seguridad y prosperidad, con países que sufrieron declives democráticos durante el último año superando en más de dos a uno el número de aquellos que mejoraron.

Hoy, alrededor del 38% de la población mundial vive en países calificados como No Libres, la proporción más alta desde 1997. Solo dos de cada 10 personas viven en países Libres según Freedom House.

Cabe destacar, que lo anterior no ha requerido instrumentos bélicos para la concentración de dicho poder, toda vez que es consecuencia -en la mayoría de las ocasiones- de nuestra inmovilidad, ya que a decir de Byung-Chul Han en su obra “Infocracia” la gente no esta siendo vigilada, sino entretenida. Es decir, no está reprimida, sino que está distraída.

Ya no son el dolor y la tortura las formas de control, sino el entretenimiento y el placer, los medios de dominación. En 1984, añade Huxley, se controla a los hombres infringiéndoles dolor. En “Un mundo feliz” se les controla proporcionándoles placeres. Así pues, Orwell temía que lo que aborrecemos nos destruyera. Huxley temía que lo que nos gusta nos destruyera.

Y todo esto parece tan vigente, más cuando revisamos los datos del Instituto Mexicano del Internet, y nos arroja que los mexicanos, pasamos algo más de un tercio del día en Internet (9 horas y 1 minuto). Derivado de esos datos, “Un mundo feliz”, de Huxley, está en muchos aspectos más cerca de nuestro presente que el estado de vigilancia de Orwell.

Ya que, en una sociedad paliativa, el dolor está mal visto. Incluso – reitera de Byung-Chul Han- los sentimientos son reprimidos. Todos los deseos y todas las necesidades deben ser satisfechos de inmediato.

La gente está obnubilada por la diversión, el consumo y el placer. La obligación de ser feliz domina la vida. En el Estado de la obra Huxley, se distribuye una droga llamada “soma” para aumentar la sensación de felicidad de la población.

Hoy la formula del sometimiento es que compartimos lo que hacemos y observar lo que otros realizan hasta morir. De esta manera es que como reflexión dejo que “El cortoplacismo general de la sociedad de la información no favorece a la democracia ya que la distracción limita la posibilidad de que la sociedad analice las cosas verdaderamente importantes para la vida”.