Se puede ganar la Presidencia de la República habiendo perdido la elección en la Ciudad de México. Eso le pasó a Salinas de Gortari en 1988, Felipe Calderón en 2006 y Peña Nieto en 2012. En los tiempos modernos, nadie ha logrado pasar directamente de mandar en la Ciudad de México a hacerlo en el país. Lo buscaron, sin éxito, Cuauhtémoc Cárdenas en 2000, y López Obrador en 2006. Ahora toca el turno a Claudia Sheinbaum. A ver si ella puede romper un maleficio que se remonta a 1855, con Martín Carrera. Lo escribe Pascal Beltrán del Río en «Excélsior». Foto de «Cuartoscuro».