Este martes 30 de abril se celebra una vez más el Día del Niño, y con ese motivo echan casi toda la casa por la ventana, para agasajar declarativamente a los infantes, las instituciones públicas, los medios de comunicación (con particular énfasis las televisoras y un poco menos las radiodifusoras), los complejos cinematográficos, los grandes grupos comerciales, las jugueterías y hasta las tienditas de la esquina.
En ese día, los papás ven a sus hijos pequeños con otros ojos, y a los hijos grandes con una tremenda nostalgia por aquellos felices tiempos idos. Durante toda la jornada, entre declaraciones oficiales y oficiosas, anuncios de ventas dedicadas a los menores -con ofertas imposibles de evitar- y programas de tele y radio, así como una impertinente columna dizque política que se mete con el tema: ¡ésta!… decía que durante toda la jornada dedicada a su día, los niños que son niños (porque hay personas mayores que sienten que tienen un niño dentro, y no me refiero a alguna hermosa embarazada) son agraciados con regalos, actitudes positivas, permisos, condonaciones de castigos, arrumacos, apapachos y caricias.
Lo cierto es que todos los del año deberían ser días del niño, y de la mujer, y de los incapacitados y de los marginados (los olvidados, según Buñuel) porque necesitan y merecen una atención especial.
Los infantes, por su indefensión y su calidad de aprendices totales de la vida (dicen los expertos que un bebé, desde su nacimiento hasta el primer año de vida, ingresa a su cerebro miles de conocimientos y datos por hora) deben ser objeto de cuidados especiales, y eso no sucede todo lo que a menudo quisiéramos.
Los buenos padres tienen una tarea que hacer, que es tratar a sus hijos como lo harán este Día del Niño, y que lo hagan siempre igual, con todo su cariño y con el compromiso de enseñarlos para hacer de ellos mujeres y hombres de bien, que a su vez eduquen a buenos ciudadanos cuando les toque la hermosa oportunidad de cultivar a un ser humano, en el mejor sentido-
A todos los niños, nuestros mejores deseos.

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