Claudia Sheinbaum debe mostrar un pulso firme, porque si no lo hace la acusarían de debilidad, un rasgo que en calidad de primera presidenta o de un heredera de un mandatario López Obrador, sería políticamente un tiro de muerte. Pero, al mismo tiempo, no puede excederse en su firmeza porque será tildada de autoritaria. La Presidenta debe generar una política de certidumbre y confianza entre los inversionistas y, al mismo tiempo, no poner en riesgo el liderazgo de un movimiento popular». Es parte de lo que escribe Jorge Zepeda Patterson en «Milenio».