PIENSO, LUEGO ESCRIBO
DUELE
Por Akiles Boy*
Duele ver que el drama y el desastre reaparecen, ahora con más intensidad en la zona norte de Veracruz. Duele mirar el sufrimiento y el desconsuelo en los rostros de los paisanos de la Huasteca, que fueron otra vez sorprendidos por la fuerza de la naturaleza, lluvias torrenciales que rápido provocaron la crecida y desbordamiento de los ríos y arroyos, inundando todo a su paso, ciudades, comunidades, carreteras y caminos.
Presagio, condena o destino fatal de esa región, con una larga historia de descuido y abandono imperdonables. Prácticamente medio siglo dejada a su suerte y en manos de gobernantes innombrables y grupos políticos rapaces y saqueadores. De pequeñas elites empoderadas desde tiempo atrás, consentidas y devoradoras de los recursos públicos y lo que se pueda convertir en dinero.
Duele ver otra vez, multiplicadas las imágenes de los daños y pérdidas humanas y materiales. A lo que se agrega la cuestionable rapiña, justificada por la necesidad, pero en el fondo, es una expresión de barbarie, de coraje y desesperación, también intolerables, porque reflejan la dramática degradación de los valores humanos esenciales.
También duele, acordarse de la infame retorica en tiempos electorales, Llegó la hora del Norte, Pronto esta región será un importante polo de desarrollo, entre otras frases patéticas de políticos golondrinos y también locales, pero con la misma avaricia de cargar hasta con los tesoros enterrados de la cultura huasteca, y al final han dejado incertidumbre, descomposición y desolación.
Y para remate, como siempre, el presente gobierno rebasado por la contingencia, con un plan que se queda corto ante la dimensión de la tragedia, pero que confía en la tradicional participación y solidaridad social. Sin embargo, sabemos que ésta aparece de manera espontánea, sin esperar la convocatoria de la autoridad, porque es una acción humana natural, ayudar al caído, al afectado por el fenómeno meteorológico.
Hoy duele, pero también hay irritación, porque han pasado veintiséis años (1999) después del último desastre en esa región y los gobiernos siguientes fueron ausentes, ineptos, indolentes. Ahora se evidencia nuevamente, la falta de acciones preventivas, de obras de infraestructura, que sirvieran para contener o resolver la problemática derivada de los disturbios climáticos clásicos de esta temporada, tan siquiera para aminorar los riesgos y pérdidas.
Duele, porque la catástrofe es cíclica, igual que la necesidad de probar y afinar los planes para enfrentar las contingencias, así como tener preparado un programa que encauce y coordine la ayuda social para los damnificados. Sin intermediarios, sin gestores, sin falsos redentores, sin dejar duda de que los bienes donados lleguen directamente a sus manos. Esa es otra parte de la historia, es una exigencia ética y moral, enterrar la simulación, el engaño, el desvío o robo de los víveres, los artículos y otros bienes aportados por la sociedad. Se debe reforzar la confianza y credibilidad en la autoridad, en las instituciones y en las organizaciones sociales, que colaboran en tareas de auxilio y reparación de daños. De esta manera se podría regresar paulatinamente a la normalidad y favorecer la recuperación. Son tiempos de unidad, de trabajo en equipo, no de politizar y polarizar. Hasta la próxima
Octubre 11 de 2025
*Miembro de la Red Veracruzana de Comunicadores Independientes, A.C.
*Miembro de la Red de Escritores por el Arte y la Literatura, A.C.

