Guillermo Rivera Rodríguez fue titular de la Sefiplan durante el gobierno de Patricio Chirinos. Muy sencillo, todo un caballero, le gustaba platicar con los trabajadores de la dependencia mientras subía en el elevador hasta el piso donde estaba su oficina. Muy sensible, ya se ha escrito aquí que cuando iba a acuerdo con el Gobernador, éste le decía: «antes de acordar, Guillermo, dime una poesía». Se le recuerda con aprecio. Su viuda, Tere Dávila Madrid, donó hace algún tiempo unos cuadros de Leticia Tarrágo, de su propiedad, para su venta y allegarle recursos a la institución asistencial «La Casita», que dirige Dulce Dauzón. Y la hija de Tere, cuenta con una empresa digital «TAS the Art Shop Vancouver» que promueve exposiciones de arte, en especial para jóvenes.








