Casi egresada de la Facultad de Letras y correctora de profesión durante cuatro años, aunque a veces se confunde y no sabe si en realidad es traductora o superheroína de la transcripción. En las sombras es salvadora de la nota periodística y a pleno sol, argüendera por convicción.
Decidió que quería escribir el día en que se dio un viaje con solo una libreta ya perdida y un lapicero ya acabado y sin ningún tipo de sustancia extraña... aunque quizás la tinta de la pluma tuvo algo que ver. Desde entonces ha mantenido apasionados romances con la hoja en blanco y la vida, aunque ésta no termina de corresponderla. Se refiere a sí misma como “mujer” con ambivalente interés, como “persona” con mucho orgullo y como “feminista” sin ningún temor, por mucho que la manden de vuelta a la cocina. Ama hablar sobre sí misma, pero no tanto describirse, y alguna vez fue señalada como poeta de la autosemblanza.