«En Estados Unidos, el proceso de selección para las universidades fomenta una cultura brutalmente meritocrática. Independientemente de su origen o del nivel de privilegio de sus familias, los jóvenes tienen que mostrar las calificaciones y el mérito para ser admitidos. En Harvard más del 70% de los estudiantes admitidos reciben ayuda financiera. Cualquier estudiante que tenga el mérito académico y personal para ser admitido, podrá asistir, tenga o no los recursos para pagar. En lo posible, algo de esto necesitamos en México para lograr ser un país internacionalmente competitivo. Requerimos de llevar a nuestros jóvenes al punto máximo posible de desarrollo personal. De ello dependerá el desarrollo de la tecnología, de capacidad empresarial, el desarrollo de entidades educativas y de investigación». Lo comenta Jorge Suárez Vélez en «El Financiero».