El desafío ahora no sólo es atacar la situación, buscar responsables, descubrir qué custodios y otros funcionarios de la prisión (y de la zona aldeana) trabajaban en realidad para «El Chapo» Guzmán, sino realizar los cambios profundos que se requieren en la seguridad del país y que no se realizaron después de la primera fuga de «El Chapo» y tampoco en años posteriores. Si no se hace, estas historias se seguirán repitiendo. Y es que cosas como ésta, destruyen la confianza y la credibilidad». Lo comenta Jorge en «Excélsior».