«La Volkswagen hizo trampa, una estafa para aprobar los altos estándares contaminantes para un motor como el EA 189 Diésel de cuatro cilindros. Un motor pequeño al que se le exige gran esfuerzo de empuje y al que evidentemente no le pudieron mejorar de mejor manera los estándares de emisiones, Cuales viles coyotes de Verificentro, desde el centro de diseño de estos motores le pusieron un diablito para que no revelara la verdad de sus niveles de contaminación al momento de enfrentar las pruebas de rendimiento de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos.. Ahora Volkswagen enfrenta el error más grande del siglo y podría costarle al fabricante más grande del mundo la solvencia económica. Los costos del engaño están por conocerse, serán millones de dólares por las demandas, las reparaciones y las indemnizaciones». Lo comenta Enrique Campos en «24 horas», donde Martha Anaya escribe lo que declaró su Presidente, Martín Winterkorn: Volkswagen necesita un nuevo comienzo y yo también en lo personal. Estoy despejando el camino para este nuevo comienzo con mi renuncia».