Don Antonio Ferrari Alemán, padre de Ramón, con la sonrisa picaresca de toda su vida, contaba muchas anécdotas. Una que le causaba mucha risa decía que: cuando lo llevaban al quirófano en la camilla para una intervención quirúrgica que determinaba el seguir adelante, o hasta ahí en la voluntad de Dios, vio a toda su familia muy consternada, los veía muy callados y preocupados a su paso, pero con su característico humor, don Toño, les evocó una frase de ánimo muy coloquial; «Adiós putos», en una demostración de valor y fortaleza para sus seres queridos que estaban apesadumbrados por el momento y que fue superado por la fortaleza física y su amor por la vida». Lo comenta Raúl López Gómez en su «Cosmovisión».