«Nunca olvidaré una anécdota de mi vida con María Félix. Trabajaba yo en el teatro Lírico, era la época de Navidad y le compré un abrigo de visón. Subido en mi auto, mientras esperaba la luz verde, apareció junto a la ventanilla del automóvil una «mariposilla» de la que abundan por la avenida Hidalgo. A las claras se veía que la mujer andaba muy mal de dinero. «Oye, mano, regálame un cigarro, por favor», me dijo. Yo me di cuenta que la pobrecita necesitaba más que un cigarro, vestía mal, hacía frío, y ella no llevaba ni siquiera un chal para taparse. Sin pensarlo dos veces bajé del auto, abrí la cajuela, saqué el abrigo que llevaba para María y se lo di. Al llegar a casa, le expliqué a María lo que había sucedido. Ella, abrazándome, emocionada, me dijo: «Agustín, esta es la mejor Navidad de mi vida». Por supuesto que tuve que comprar otro abrigo, y más caro». Lo escribe Irene Arceo Muñiz en este Portal, en su reportaje sobre Agustín Lara..