Y en el aeropuerto, con una alfombra roja al pie del avión, fue recibido por el presidente Enrique Peña Nieto, su esposa Angélica Rivera, y cuatro niños con vestidos regionales. Con muchas luces, cánticos religiosos, y música y bailables con mariachis. Con abrazos de los chiquitines que les dejaron acercarse a él. Feliz se ve al Papa y envió bendiciones a los asistentes en las gradas. Ya hasta se probó un sombrero de charro que le regalaron. Y luego, la salutación de los colaboradores del Papa- séquito Papal-, obispos, y los colaboradores del Presidente. Ahora acompañado del Nuncio Apostólico y del Arzobispo de la Ciudad de México, en el Papamóvil, iniciará el recorrido de 19 kilómetros para llegar a la Nunciatura, donde se hospedará. Antes de ir a dormir, salió a conversar y a rezar con quienes lo esperaron afuera de la Nunciatura.