Brasil desde siempre ha provocado en quien esto escribe asombro que viene desde la majestuosidad de su territorio. Antaño, ver plasmado en un globo terráqueo el contorno de ese inmenso país me dejaba admirado por no decir anonadado. Para darse una idea del tamaño del territorio de Brasil, es un poco más de cuatro veces más grande que el nuestro y apenas poco menos de dos millones de kilómetros cuadrados menor que el continente europeo. La amazonia o selva amazónica, con todo lo que ha sido castigada por la irracional explotación, tiene una superficie aproximada de 5.5 millones de km2 y por ella atraviesa el río que lleva su nombre, sinónimo de vida, biodiversidad, ecología y esperanza para el futuro y viabilidad de la vida en el planeta Tierra. Pero hay algo más, aparte de todo lo anterior y el fútbol brasileño de antaño que me ha atraído toda la vida, y eso es la música brasileira, fundamentalmente el Bossa-nova, que es un género que reinventó el viejo ritmo de la samba que los brasileños heredaron de la poderosa emigración forzada de esclavos negros del continente africano. Ya en otras ocasiones hemos hablado de la música y de la admiración que sentimos por Antonio Carlos Jobim, esa especie de héroe nacional musical de Brasil, al que la nación carioca le debe el lugar que la música brasileña tiene en el mundo. Es de tal magnitud la grandiosidad de Jobim, que ya lo habíamos dicho también aquí, el aeropuerto internacional de Río de Janeiro lleva en su honor su nombre. Pero de la música nos saltamos al cine, y ahí hago un paréntesis para señalar varias cosas relevantes de la cinematografía brasileña que me han dejado profundamente marcado, la primera, la película ‘Estación central’ (1998) de Walter Salles, que plasma una historia dramática y conmovedora del Brasil profundo, descarnado y desamparado, con la actuación notabilísima de la veterana actriz Fernanda Montenegro; la segunda, ‘Doña flor y sus dos maridos’, que más allá de que está basada en una novela hilarante de Jorge Amado, me descubrió una de las mujeres más hermosas y sensuales de la historia del cine: Sonia Braga, con eso les digo todo, la exuberancia hecha mujer; la tercera, el Brasil del 70, que es el once que mejor he visto practicando el juego de conjunto, sin sacrificar el juego bonito, cadencioso, potente, de toque, magia, filigrana, fantasía y gambeta, y espero no haberme quedado corto en los adjetivos. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

La escuela en donde cursé la primaria fue un plantel educativo que fundó el exilio español en Córdoba en el año de 1940, por un grupo de profesores normalistas tan solo unos meses después de su arribo a México. Entre ellos se encontraba el profesor Atilano Luis Navarrete, nacido en Moral de Calatrava, provincia de Ciudad Real, España, el 13 de febrero de 1908. Siendo apenas un infante de 2 años de edad, su familia se traslada a vivir a Valencia, ahí cursa su educación elemental y media, y estudia para maestro en la Escuela Normal de Valencia. Muy joven se adhiere a las filas del Ejército Republicano Español, destacamento en el que también militó la que más tarde sería su esposa, la también profesora, Concepción Escutia Blasco (de Luis). En plena guerra Atilano y Conchita contraen matrimonio, y tras la derrota de los republicanos a manos de las fuerzas de Franco, ambos son recluidos en el campo de concentración de Argelès-Sur-Mer, en la costa mediterránea meridional de Francia, hasta que fueron embarcados y exiliados a México en el buque Mexique un 27 de julio de 1939. El recuerdo entrañable que guardo de mi maestro Atilano es la de un hombre maduro –cuando me dio clases rondaba los 60 años- recio, encurtido por la vida, de carácter fuerte, serio, un tanto áspero y poco afable en su trato, que imponía respeto, pero sobre todo que sabia transmitir el conocimiento propio del 3er. Año de primaria. Su método por ejemplo para enseñar las multiplicaciones y el resto de las operaciones matemáticas, consistía en el repaso ‘machacante’ basado en la constancia, en la perseverancia y en la disciplina. Fui muy afortunado en haber tenido un maestro como don Atilano, de él recibí muchas cosas buenas aún presentes en mi concepción de la vida, pero sobre todo la gran enseñanza de que hasta para aprender las cosas más elementales se requiere de mucho esfuerzo, constancia y disciplina. Don Atilano murió en Córdoba a la edad de 103 años, un 12 de febrero de 2011 y después de vivir en México 72 años. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

De Héctor Suárez en realidad puedo decir pocas cosas que dudo mucho que ignoren ustedes, queridos lectores. Y es que quién no lo conoció a través de sus múltiples, recordadas y aclamadas interpretaciones tanto en cine como en teatro y, por supuesto, en televisión. Pero ante su desaparición física, es más que obligado de mi parte hacerle más que un reconocimiento, un homenaje a su grandeza como un histrión indiscutible de la escena nacional. Hablar de Héctor Suárez es referirnos a una larga trayectoria dentro de la comedia principalmente en la pantalla chica, pero también en actuaciones en el cine de drama a través de cintas como ‘Mecánica nacional’ (1971), ‘El mil usos’ (1981) y ‘Lagunilla, mi barrio’ (1981). Fue un icono de la comedia de crítica social y política en la televisión, con recordados papeles como nadie antes lo había hecho, y dudo mucho que alguien lo haga después de él. De ese tamaño es su legado  Suárez fue un actor, director y productor, con un talento inagotable para la comedia con personajes que ahí van a quedar para la historia de la televisión como: ‘El no hay’, ‘El Picudo’, ‘Doña Zoila’, ‘El Flanagan, ‘El Lic. Buitrón’, ‘El tá difícil’ y ‘El Destroyer’, entre otros personajes. Su programa ‘¿Qué nos pasa?’ se llegó a convertir en una cita obligada de los televidentes en la barra de programas cómicos en las noches mexicanas de antes de la democracia mexicana. Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

Otra de José Bargés. Ya he platicado con anterioridad, que a mi escuela primaria íbamos a clases por las mañanas y por las tardes. En el turno matutino se desahogaba y estudiaba lo fuerte del curso escolar, por las tardes se repasaban lecturas, se leían textos en voz alta, el maestro siempre poniendo mucha atención a nuestra pronunciación, pero sobre todo enfatizaba entre líneas de la lectura, la importancia de la sintaxis, de leer correctamente el castellano, cuidando los puntos y seguido, los puntos y aparte, las comas y los puntos y comas, señalando –y enfatizando- la importancia de que estuvieran en el lugar correcto de la oración para que esta tuviera sentido y, en fin, la forma correcta de leer gramaticalmente para decir frases y oraciones cuya única finalidad es expresar significados, comunicar. En pocas palabras, aprender a leer y a escribir de manera correcta el idioma de Cervantes. Como ya lo dije también, el escribiente no era uno de los alumnos más destacados de la clase, estamos hablando del sexto año. Era demasiado inquieto, el colegio era mixto y la cercanía con mis compañeras, muchas de ellas muy bonitas, como ustedes comprenderán, me hacía ser aún más inquieto en el salón de clase. Pero, finalmente hacía un esfuerzo y me aplicaba porque las clases de José Bargés eran una verdadera cátedra y había que aprovecharlas a como diera lugar. La cosa es que una tarde, no recuerdo la razón ni el contexto, cuando salió a colación el diccionario enciclopédico UTEHA —ya se imaginarán esa pronunciación de mi querido maestro con su inconfundible acento catalán, con esas profundas y esas h mudas que en su voz se sentían aunque no se escucharan propiamente—, que con un timbre de inconfundible orgullo repitió unas dos veces ¡UTEHA, UTEHA!, para enseguida decirnos: "UTEHA quiere decir Unión Tipográfica Editorial Hispano Americana, yo sin saberlo, todos en el salón ignorábamos que nos estaba hablando de la más importante obra enciclopédica ilustrada y en español, en la cual, en su integración y redacción, habían participado muchos destacados exiliados españoles. ¡Carajo! Después supe, y nada más como para darse una idea de la calidad del diccionario, que entre los que participaron arrastrando el lápiz estuvo nada más y nada menos que Luis Nicolau d’Olwer, quien fue ministro de economía y gobernador del Banco de España (durante la segunda República), y que se empleó en el exilio en este modesto pero importante trabajo como corrector. Cuento esta anécdota porque de ahí nació mi afición por revisar y adentrarme en el fascinante mundo de los diccionarios enciclopédicos, en cuanto tomo que caía en mis manos acariciaba sus páginas como si fueran un preciado tesoro. En la casa de ustedes de Córdoba, teníamos un Larousse de tres tomos, que por supuesto nada tenía que ver con la magna obra del UTEHA, que era una gigantesca enciclopedia compuesta de 10 grandes tomos, con trece mil páginas, más de 500,000 definiciones y acepciones, y alrededor de 200,000 ilustraciones. ¡Qué lejos estamos el día de hoy de esos materiales que alguna vez fueron vitales para nuestra existencia y para nuestra formación cultural! Para eso hoy tenemos Google,. Foto de "Todo colección". Lo escribió Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

1) Si alguien en Xalapa tiene un parecido físico con don Miguel Hidalgo y Costilla, ese es Carlos López Ramos. A tal grado que un amigo suyo, Balfren González Montalvo, ex-alcalde y ex-diputado local por Alamo, lo invitó en 2014, a que diera el Grito de Independencia en esa ciudad, con anuencia del alcalde actual, y Carlos aceptó y estuvo por allá. Le pusieron una capa similar a la que usó el padre Hidalgo y dio el Grito el 15 de septiembre. Les gustó tanto a los habitantes de Alamo, que lo pidieron nuevamente para 2015. 2) El finado arquitecto e ingeniero Guillermo Rivadeneyra Falcón fue el encargado de las obras más importantes durante la gestión municipal en Xalapa de Manuel Fernández Avila, Igualmente a nivel privado, ya que diseñó la Torre Animas y apoyó en su construcción. Don Justo Fernández padre lo quería mucho, y un día lo llevó a conocer al entonces alcalde de Nueva York, Nelson Rockefeller. No fue la única visita que realizaron, con la circunstancia de que a Rockefeller le cayó tan bien don Guillermo que después llegó a ser más amigo de él que don Justo. Foto de MFA.

Una de las cosas más memorables de la época decembrina (del invierno temprano) de mi tierra –Córdoba, por si alguien lo ignoraba-, que es a su vez una delicia de la gastronomía de la región, herencia culinaria que heredamos de los antiguos habitantes náhuatls que moraron esta parte del centro de Veracruz, en donde empieza el trópico húmedo digamos, la montaña termina y comienza la planicie que empieza a declinar hacia el litoral y la Cuenca del Papaloapan. Los tepejilotes seguramente los degustaron los señores que dominaron esta parte del imperio azteca, el “lugar de los amates” (papel) y que hoy, en mi tierra, los paladeamos con singular gusto porque son un tesoro de dioses. Los tepejilotes son una especie de tallos que se extraen de las palmas camedoras (Chamaedorea tepejilote), que crecen de manera silvestre bajo las sombras de los árboles y que estas a su vez proporcionan sombra a las cafetales. Ya recolectados tienen forma como de cucuruchos que se abren a todo lo largo para ser extraídos después de quitarles varias capas del tejido que los recubren. Son de un color entre amarillo claro y verde. Los hay muy tiernos y suaves de sabor delicado, hasta los recios de sabor fuerte tirando a amargos. Se cuecen en abundante agua salada y ya cocidos la gente acostumbra prepararlos a la vinagreta (con chiles jalapeños, zanahorias, cebollas y ajos aromatizados con hierbas como el laurel, orégano y bolitas de pimienta y sal) o se capean acompañados de queso redondo fresco cordobés con envoltura de hoja de plátano, servidos solos o con caldillo de jitomate. Su sabor ya cocinados es insuperable. Son de estas épocas porque se empiezan a recolectar a finales de octubre. Lo escribe Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

Fueron dos mujeres de hierro, cada una en la actividad que le tocó desarrollar, fueron dos mujeres a las que distinguió el fuerte carácter, una personalidad férrea, líderes, de firmes convicciones, se trata nada más y nada menos que de María Féliz (María de los Ángeles Félix Güereña), que nació, curioso, un 8 de abril de 1914 en Álamos, Sonora y murió un 8 de abril también en México, D.F., pero de 2002; la otra fémina, también conocida como "La Dama de Hierro", es Margaret Thatcher (Margaret Hilda Roberts Thatcher, baronesa Thatcher de Kesteven) que nació en Grantham, Inglaterra el 13 de octubre de 1925 y falleció el 8 de abril de 2013. María Félix fue una actriz del cine mexicano, de la época de oro, que estuvo casada con Jorge Negrete y Agustín Lara, Margaret fue primera ministro de Gran Bretaña 11 años, entre 1979 y 1990, en donde además marcó al mundo por contribuir de manera fundamental a la caída del comunismo impulsando la apertura de la Unión Soviética (Glasnost y Perestroika), junto con Ronald Reagan además promovió el liberalismo económico en todo el mundo y encabezó la guerra de su país en contra de la Argentina por el control y la posesión de las islas Malvinas (Faulkland). Lo escribìò Marco Aurelio González Gama, directivo de este Portal.

1) "En 1936, el PNR postuló a Aurora Meza Andrade como Presidenta Municipal de Chilpancingo, siendo la primera mujer que ocupó ese cargo de elección popular a nivel nacional y en Latinoamérica". 2) "Siendo presidente Manuel Avila Camacho (1940-1046) se incorporó a Matilda Rodríguez Cabo en un cargo relevante en la administración pública federal nombrándole Jefa de Previsión Social de la Secretaría de Gobernación". 3) "El 6 de abril de 1952, en la Asamblea Nacional Femenil, Adolfo Ruiz Cortines se comprometió ante 20 mil mujeres, en el estadio "18 de Marzo" de la ciudad de México a que, de ganar la contienda, llevaría a cabo reformas constitucionales tendientes a otorgar a la mujer mexicana la igualdad política, lo que concretó siendo Presidente, el 2 de diciembre de 1952". 4) "La primera mujer que ocupó el cargo de diputada federal fue Aurora Jiménez de Palacios, por Baja California Norte, en 1954". 5) La diputada priista Luz María Zaleta Islas de Elsner fue la primera mujer que contestó un informe presidencial en 1966". Son datos tomados del libro "PRImeras de México" de Zaida Lladó Castillo.

"Si no puedes ser pino alto y robusto.. que en las cumbres se llena de esplendor.. No te aflijas por ello, sé un arbusto.. pero entre los arbustos sé el mejor.. Si eres césped tan sólo en la pradera.. embellece el camino con las flores.. Y si tan solo un pececillo fueras.. sé el encanto del lago donde mores.. No podemos ser todo capitanes.. si nadie es tropa, el esfuerzo es vano.. No tan solo hay lugar para titanes.. Tenemos obra al extender la mano.. Si no fueras camino.. sé vereda.. Sé una estrella, si no fueras sol.. No ser grande es la gloria verdadera.. Cualquier cosa que seas... sé lo mejor". Es un poema religioso que subió Mimi Alemán al Facebook.

"En los primeros años de los sesentas, en el histórico taller de grabado de Guillermo Silva Santamaría, en lo que hoy es una majestuosa biblioteca, y en esa época era un nidero de actividades artísticas y culturales: "La Ciudadela", estuvieron juntos Leticia Tarragó y Fernando Vilchis, como parte de una generación deslumbrante de artistas. Que sí pensaban casarse no lo decían y ni siquiera se agarraban de las manos. Luego vino para Fernando, Polonia, una beca de un año para estudiar artes gráficas. Y allá fue la luna de miel con Leticia. A su regreso, dejaron una huella perdurable en todas las ediciones de la Universidad Veracruzana, no sólo con portadas: carteles, diagramación completa de libros y publicaciones, ilustraciones y viñetas. La influencia de ellos se perpetúa en generaciones completas dentro de la Universidad Veracruzana". Lo escribió don Emilio Carballido en la edición "Expresión Plástica. 35 artistas", del IVEC, en 1995. Foto de archivo,