La extraordinaria actividad política que se manifestó en los últimos días en nuestro territorio llama poderosamente la atención por cuanto a la importancia estratégica que le atribuye el gobierno de la república. La visita de Secretarios de despacho del gobierno de Enrique Peña Nieto y de otros prominentes actores políticos es destacable, hasta pudiera inferirse que en los términos de antaño la literatura apologética aprovecharía para esgrimir el sobado argumento de que “el presidente quiere mucho a Veracruz” y por derivación a sus autoridades, aunque este último fragmento del silogismo pudiera no encajar en el gélido entorno de las expresiones políticas congeladas en fotografías indiscretas.
Sin embargo, paradójicamente, ahora mejor que nunca cobra vigencia el refrán que postula: “obras son amores y no buenas razones” por lo que, bien plantados los pies sobre la realidad, pudiéramos colegir que no es asunto de querencias, sino de la estrategia desplegada por un gobierno, el federal, que atiende y entiende los problemas sociales, políticos y económicos a que debe hacer frente, y para nadie es un secreto que el estado de Veracruz está en una difícil encrucijada, luego entonces, por la importancia que en todos sentidos tiene esta entidad federativa hay que atenderla de inmediato.
No es esta una visión catastrofista, pero basta con leer cuanto sucede para percibir la problemática. No escapará a quien quiera entenderlo que el gobierno federal tiene el pulso de cuanto ocurre en la república mexicana y por lo mismo subraya los puntos neurálgicos para aplicarles las medidas necesarias, esta perspectiva es posible verificarla en las acciones que el gobierno federal diseña para la entidad veracruzana, no percibirlo, según la modesta opinión de quien esto suscribe, es adoptar la conducta del avestruz.
Por otro lado, es perceptible que el gobierno de Peña Nieto no tiene los mejores dígitos a su favor en la apreciación ciudadana respecto de su trabajo a dos años de iniciada su gestión, por esta circunstancia requiere de posicionarse subrayando su carácter de hacedor de la verdadera transición al “otro” México que se promulga, que sería el de la auténtica alternancia porque implica un cambio de fondo, que lo vaya a lograr es otro cantar. (Un cambio “de fondo” en el que la forma señala que el presidente de la república sigue siendo la brújula y el guía indiscutible).
Ocupado como estuvo en sus primeros 24 meses en lograr la transmigración legislativa, las acciones del gobierno federal no se han reflejado en el ramo de las realizaciones materiales, tampoco se advierte en el bolsillo de los mexicanos, no se muestran avances significativos en la disminución de la pobreza, la atención al campo no lo impacta favorablemente y la nueva infraestructura que el país requiere aun no es realidad. Este es el expediente a cumplir a continuación, la segunda parte, la de la acción y los resultados. Qué mejor que se vaticine en campo fértil, para que se note que sea en tabla rasa.
Por eso viene el Secretario de Comunicaciones a Veracruz a anunciar la inversión multimillonaria del gobierno Federal, acentuando muy bien esto último, y en cumplimiento de los compromisos que Peña Nieto hizo a Veracruz; por esa razón el gobernador adelanta la inversión multimillonaria en el campo veracruzano; de allí también la presencia de Luis Videgaray para anunciar el desarrollo económico que viene. Por eso también Osorio Chong exalta logros en seguridad pública, de igual manera la presencia del presidente del PRI nacional subrayando los logros del PRI en la reforma legislativa, del coordinador de los diputados priistas Manlio Fabio Beltrones y el de los senadores, Emilio Gamboa Patrón exaltando las virtudes del cabildeo; en fin, Veracruz requiere oxígeno y se lo están aplicando.
El presidente de México es el hombre mejor informado, y en el caso particular de Peña Nieto seguramente ya despejó la incógnita que se auto planteó cuando fue candidato en 2012: “¿Por qué perdí en Veracruz?” A estas alturas ya debe tener el diagnóstico preciso, que le informa que en estas tierras el caldo de cultivo está caliente, que es un hervidero de problemas.
Todo porque el “vamos bien y viene lo mejor”, anunciado en la campaña electoral de 2010, casi para iniciar el penúltimo año del gobierno encabezado por Duarte de Ochoa, no acaba de llegar y los diferentes sectores de la población empiezan a desesperarse porque hay estancamiento económico, porque no hay obra pública. Adicionalmente, el tema de hoy es la coyuntura del inexplicable retraso en la construcción o remodelación de los recintos para los Juegos Centroamericanos y del Caribe, lo que ha introducido un ruido adicional que crispa los nervios, por cuanto a que debieron terminarse meses atrás considerando que pocas son las nuevas y en su mayor parte es solo arreglo cosmético. Además, existe crispación política, y todo esto en los albores del proceso electoral 2015 para renovar la Cámara de diputados del Congreso federal y el inminente proceso sucesorio.
No se requiere de facultades sibilinas para inferir que las encuestas del entorno veracruzano no arrojan resultados favorables para el tricolor, y que, luego entonces, la cirugía debe empezar, ya empezó, lo estamos atestiguando: continuar con el sometimiento de la dirigencia perredista, dividir y menguar a los panistas, mantener cebados a los partidos satélites, exaltar la obra pública del gobierno federal, etcétera.
Ha servido Veracruz de escenario y catapulta de la promoción mediática de un gobierno federal a punto de cumplir dos años de gestión, que necesitado de posicionarse ante la opinión pública ha escogido el horizonte del Golfo de México para anunciar lo que viene y explicar que la actividad legislativa ha sido productiva gracias a la capacidad negociadora de un equipo que sin duda tiene experiencia para el cabildeo. Ya de paso contribuyen a paliar el difícil entorno de un gobierno local que enfrenta serias dificultades.
Por lo pronto se logró ligero respiro relegando a un segundo plano, así sea eventualmente, los temas de la inseguridad pública y el severo retraso para concluir la infraestructura deportiva para los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Ojala allí quedaran, pero el impulso de la realidad es más fuerte que los deseos pues a la población veracruzana, la que sufre los problemas, escuchar (cuando escucha) a los próceres de la patria no le sirve de mucho, porque la cotidianidad le impone otras prioridades: la subsistencia, la seguridad familiar, la calidad de vida, etcétera.
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Septiembre-2014