¿Qué mecanismo mental impulsa a un gobernante a expresar ofrecimientos que difícilmente podrá cumplir? ¿Será acaso motivado por la desesperación, el menosprecio a la opinión pública o la seguridad de cumplir lo que se ofrece? Tal viene al caso por los anuncios de obras que el gobernador de Veracruz hizo en su conferencia de prensa del lunes pasado: la Construcción de un puente escénico sobre el río Jamapa y una inversión multi millonaria para obra pública; además del informe de haber invertido más de 14 mil millones de pesos para “modernizar” las carreteras de Veracruz.
Por supuesto, todo programa sobre obras proveniente del sector público siempre será bienvenido, pero… en el caso particular de nuestro estado la realidad avisa que el gobierno estatal está a 14 meses de concluir su gestión, y en vísperas de un proceso electoral para el relevo institucional del titular del poder ejecutivo y a los integrantes del Legislativo, un motivo que tradicionalmente induce a cerrar la ventanilla del gasto y de inversión en el primer semestre del año del cambio; un ingrediente adicional que complicará el escenario será el presupuesto base cero, pues habrá recorte en participaciones federales y en programas de gobierno; se suma un buen número de expedientes carreteros que no podrán cumplirse, ya que han transcurrido cinco años durante los cuales la obra pública ha sido escasa y, por si no bastara, el gobierno padece una crisis financiera espectacular que le ha impedido la implementación de programas de desarrollo agropecuario, mejorar los servicios de salud, para citar sólo dos de las asignaturas más destacadas con subrayados pendientes.
No se juega al agorero si se afirma que cuando mucho se inaugurará el túnel sumergido de Coatzacoalcos, una obra que solo en la utopía pudiera ensalzarse, tomando en cuenta su elevado costo y porque lleva implícito un archivo de corruptelas y desidias costosísimas para el pueblo veracruzano. Ya no será posible la autopista Córdoba-Xalapa, tampoco la de los Tuxtlas. Revestidos de optimismo esperamos que por fin se ponga en operación el ya preocupante libramiento de Cardel que, con todo y que fue “inaugurado” por Fidel Herrera en noviembre de 2010, es una obra increíblemente inconclusa y obviamente muy cara. Lo del puente escénico queda para lo anecdótico, porque sólo existe en el diseño, la brillante imaginación de quien lo concibe y el impulso entusiasta de Tomás Ruiz, pero aún no hay proyecto de obra que calcule costo y tiempo de construcción; la licitación llevará tiempo y falta conocer los costos y beneficios, porque hay quien asegura que un puente elevado sobre el que ya existe costaría 300 millones de pesos, con utilidad suficiente para evadir los mil 300 millones que costaría el “escénico”.
Para quienes recorren la geografía veracruzana, no por aire sino por sus autopistas, carreteras vecinales y caminos rurales, podrían asegurar que no existe constancia de la modernización carretera de Veracruz, sí en cambio de todo lo contrario: carreteras como la de Santiago Tuxtla a Isla que se encuentra en pésimo estado e hizo exclamar in situ al ex diputado Bueno Torio “este es el resultado de tu administración desastrosa”; la de Misantla a Martínez de la Torre, cuyo pavimento padece aguda “bachitis” y pese a bloqueos carreteros no es posible revestir de nuevo pavimento por falta de recursos; la famosa Brecha Huasteca, que tanto presumió en la retórica el gobierno cercano a la gente, constituye una prueba más del ya histórico abandono de la zona norte del estado.
La carretera Naolinco- Misantla, está en pésimas condiciones pero sólo será bacheada; la vía corta a Huatusco y Córdoba, por Totutla, peligrosamente sinuosa y contaminada por decenas de baches sobrevive en el olvido; la carretera escénica de El Trópico-Toro Prieto- Monte Pío que inauguró Miguel Alemán, ahora luce en lastimoso abandono con vestigios del pavimento que alguna vez la adornó; el tramo Catemaco- Monte Pio es de pavimentación impensable en estos tiempos; el tramo carretero San Andrés Tuxtla-Catemaco, de vital importancia, desalienta al turismo y ha sido origen de varios bloqueos; las carreteras de la Sierra de Zongolica están en pésimo estado y obran en minutas las invariables promesas de reparación, pero el incumplimiento ha originado un sin número de bloqueos en casetas y pistas; y muchísimos etcéteras más que conforman un grueso legajo de asuntos por cumplir y convierten en utópico el contenido del pronunciamiento de pasado lunes.
Adicionalmente, surgen más broncas políticas por erráticas decisiones: la narrativa del Secretario de Gobierno sobre el derroche libertino de recursos públicos que caracterizó al titular del gobierno antecesor, ese barrer para atrás que supuestamente molestó a Fidel Herrera y terminó en sobre mesa de malos términos y en mutuos “autoelogios”, según rumora la especulación. Haber inducido a la bancada priista en el Congreso Federal para renovar los embates contra Miguel Ángel Yunes no encuentra explicación sino en la orfandad de sentido común. Como si la entidad Veracruzana no tuviera problemas en qué ocuparse, los flamantes diputados orientan sus esfuerzos en contra de quien consideran les puede arrebatar las fuentes de las canonjías que vienen usufructuando desde 2004. Por si el horno no estuviera para bollos se insiste en el diferendo con la rectora de la universidad veracruzana, sin medir las posibles consecuencias al bordar en el ámbito estudiantil.
Tras la semiabierta Caja de Pandora, nada bien se advierte el subliminal desencuentro entre una rectora universitaria que lucha por salir adelante en su grave responsabilidad y el gobierno que enconadamente le reprocha la “mala” ocurrencia de propiciar que el diputado panista, Yunes Linares, aprovechara la ocasión para difundir la deuda que el gobierno tiene con la casa de estudios; ese affaire indujo al despropósito de señalar el subsidio aprobado para la institución educativa por el Congreso como si fuera producto de una dádiva, originado en una voluntad unipersonal, cuando histórica y programáticamente el apoyo es de la sociedad en cumplimiento de un deber constitucional, con tal o cual gobernador ese subsidio seguirá vigente.
Este enfoque no pretende la descalificación a priori, no como para insinuar un expreso propósito de mentir para engañar; pero sucede que la sociedad veracruzana en 2010 despertó de una pesadilla que le avisaba un tránsito de seis años por una senda de turbulencia retórica, de un lenguaje hiperbólico que le ocultó la realidad, que hubo derroche, que la corrupción se enseñoreó en la administración pública por un ejercicio patrimonialista del poder, de allí que al menor asomo de una semejanza se responde con duda; esa es la razón de las voces dubitativas sobre una obra que como la del puente “escénico” no “cuadra” en el escenario actual, y suena difícil de concretarse en lo inmediato, no por complicaciones técnicas sino debido a las circunstancias imperantes en materia de finanzas públicas que son un verdadero desm….
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13-septiembre 2015