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Hablar de Veracruz (Estado) nos remite inevitablemente a pensar en nuestro Puerto de Veracruz, pues en esa región se dice que los españoles desembarcaron para de ahí iniciar la conquista del centro en donde estaba la gran Tenochtitlán.

Veracruz es la ciudad que históricamente fue fundada por Hernán Cortés, Francisco de Montejo y Alonso Hernández de Portocarrero a finales de mayo de 1519, convirtiéndose en la puerta de entrada de la conquista española, pero también en la puerta de salida de las naves cargadas de tesoros y mercancías con destino a España.

La conquista e invasión española trajo consigo grandes saqueos, abusos y atropellos a los nativos, que significaron la obligación a enterrar la cultura original para dar paso a las imposiciones del conquistador, desde su religión, costumbres y hasta sus enfermedades. A los conquistadores les entregamos nuestro oro, nuestro coraje y nuestra dignidad.

Hoy Veracruz es una tierra de historia que celebra los títulos ganados a sangre, al tener el nombramiento de Cuatro veces heroica por decreto presidencial, al haber enfrentado cuatro distintas invasiones extranjeras, que costaron la vida a muchos veracruzanos, algunos de ellos distinguidos como héroes.

Pero también pareciera que hemos minimizado y olvidado los agravios, porque desde esa época y hasta nuestros días, quien viene de fuera, de forma natural ejerce el papel de conquistador y con mucha facilidad “conquista” a una sociedad que “aprendió” a someterse a los caprichos del conquistador. Hoy ya no hay coraje, ya no hay resistencia, hoy sólo hay entrega.

Llegan los forasteros, se empoderan, se llevan nuestro dinero y cuando se cansan, simplemente se van, pero con sus naves llenas de nuestros tesoros. Aquí solo dejan la basura, la vergüenza y la frustración por lo ignominioso del agravio.

Desde 1519 y hasta nuestros días nos hemos ido acostumbrando a ser invadidos y conquistados; pareciera ser una maldición que irónicamente cantamos en la canción a Veracruz que inmortalizó Agustín Lara: “canto a la raza, raza de bronce . . .”, raza que entrega el oro y se conforma con el bronce.

No ha cambiado mucho el tema, salvo que los conquistadores de hoy no vienen en barcos, llegan en avión, pero siguen trayendo espejitos en el portafolio y los venden muy bien; o tal vez nosotros se los compramos muy bien.

La situación actual es demasiado complicada para los veracruzanos; estamos en medio de una desaceleración económica que nos está llevando a una terrible crisis, en las que las empresas están al borde de la quiebra; el empleo existente está en riesgo y la población demandante de empleo no tiene muchas posibilidades de incorporación al campo laboral. La economía formal está siendo arrasada por las políticas públicas en materia fiscal y la economía informal crece de manera incontrolable. Los estudiantes no encuentran alternativas laborales y sucumben sus sueños tras el volante de un taxi.

El nuevo rumbo de México y Veracruz en realidad apunta a seguir siendo el viejo rumbo de la conquista; hoy los contratos de obra pública vienen contratados desde el centro y las empresas locales se quedan sin trabajo, sólo aspirando a obtener aunque sea el “bronce”.

Algunos funcionarios federales se enriquecen desproporcionadamente llevándose el oro veracruzano, sólo por tener un nombre y apellido extranjero (William Knight), para sentirse “conquistador” con derecho a pisotear a los veracruzanos acostumbrados a la conquista.

Cuánto tiempo más aguantaremos seguir siendo conquistados por forasteros que se llevan la riqueza de las tierras veracruzanas con el beneplácito de los gobernantes?? Seguiremos aguantando que empresas foráneas nos despojen de nuestro derecho al trabajo y nos vendan espejitos (mentiras)?; o levantaremos la voz repudiando a los invasores disfrazados de conquistadores, para demandar una vida digna para una población digna que se respeta y se da a respetar, porque sólo somos la “raza jarocha que el sol quemó”. Ese es mi pienso.