¡Oiga¡ cómo le fue con el inicio del ciclo escolar, o para ser más preciso le pregunto, cómo le fue con el embotellamiento y las inamovibles filas de autos estacionados en frente de las escuelas públicas/privadas; a poco no recordó con nostalgia los tiempos en que su ciudad era un remanso de paz, tranquilidad y seguridad, en los que usted, tranquilamente, llegaba a tiempo a su centro de trabajo, encontraba sin dar tantas vueltas un lugar donde estacionarse o simplemente cruzaba un calle sin el temor de ser atropellad@.
Bueno, pero a palo dado ni Dios lo quita, por ser ese el precio que cuesta vivir en una ciudad metropolitana o en una muy industrializada. Así que no nos queda otra que más que salir de casa con el doble del tiempo con el que antes lo hacíamos −ya sea en vehículo propio o del Servicio Público−; jubilarse o de plano evitar pasar por una Escuela.
Pero digamos que con tomar esas medidas mejoramos nuestra calidad de vida, que ya no sufrimos ni nos acongojamos por los avatares de la modernidad y que el estrés es sólo un mal recuerdo; sin embargo aún nos faltaría por entender por qué ─a decir de Silvia Irene Schmelkes del Valle, presidenta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE)─ un millón de niños/jóvenes entre 6 a 17 años abandonan sus estudios cada año. Lo cual quiere decir (según cálculos de los “ociosos”) que cada 30 segundos el Sistema Educativo Escolar pierde a un educando.
Cifras que le parecerán irrelevante si tiene presente que nuestro sistema educativo tiene, más/menos, una matricula de 35 millones 251 mil 44 estudiantes y poco más de 1.8 millones de docentes, quienes laboran en 256 mil escuelas; pero si desglosamos estos número el panorama no es tan prometedor.
Vea usted los siguientes datos: de acuerdo al informe “Panorama Educativo de México”, presentado por la Consejera Presidenta─ el nivel de deserción en Educación Primaria en 2013 fue de 0.7%, en Secundaria de 5.5%, en tanto que de Educación Media Superior fue del 15%. Cifras a las que se debe agregar el 68% de jóvenes entre 18 y 24 años que no asisten a la escuela; otro 29% de entre 15 a 17 años; y 27% de entre 3 a 5 años que no hacen su educación preescolar.
En las zonas rurales con población mayoritariamente indígena las cifras no son tan halagüeñas, pues sólo 65% de los adolescentes indígenas de 15 a 17 años completó su educación secundaria. En las zonas de alta y muy alta marginación sólo el 69% concluye la secundaria, en contraste con el 80% que viven en localidades menos marginadas.
Mas lo que sí está para quitar el sueño –a los que tenemos hijos en edad de estudiar, porque a los funcionarios y maestros no creo− es conocer/confirmar a través este informe, que el nivel de escolaridad de los jóvenes mexicanos mayores de 15 años es de 8.8 años, es decir que no concluyen la Secundaría; en contraste con el 6.4 de los pertenecientes a alguna etnia que solo cuenta con su primaria completa.
Usted, como miles de padres de familia, se preguntará quien/quienes es/son el/los responsable(s) de esta endemia que se ve muy lejos de erradicar, con todo y la defenestración/encarcelamiento de algunos líderes sindicales, la Reforma a los Artículos Constitucionales 3ª, 73ª, las Leyes Secundaras, la creación de un Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, los concursos de oposición para ingresar al Servicio Profesional Docente, y demás cosas que se están haciendo.
Mire, no es que quiera ser uno pesimista o aguafiestas, pero de seguir así las cosas, y por mucho que encarcelen a lideres/lideresas magisteriales, se publiquen listas con nombres de profesores(as) con más de 100 cien horas, poco/nada se conseguirá para garantizar el acceso, bajar la deserción, y mejorar la calidad de la educación, si prevalecen los intereses políticos y las prácticas corporativas en el Sistema Educativo Nacional.
Comentario Breve
Permítame decirle que el pasado viernes y sábado del mes/año que corre, amigos de la palabra escrita de la ciudad de Martínez de la Torre organizaron el Foro de escritores y poetas de Xalapa y Martínez de la Torre. El evento estuvo organizado Melquiades Castro Aguilar, cronista de aquella ciudad. Los integrantes del Taller Literario junto con algunos escritores/poetas/ensayistas/narradores de la ciudad capital, compartieron creaciones, experiencias y opiniones. En verdad le digo que fue todo un agasajo haber estado ahí; principalmente porque pude comprobar de manera directa la labor que casa hombre/mujer, desde su micro espacio, realiza para construir/consolidar la grandeza de Veracruz.