Este es un momento plástico, un momento en donde nadie puede saber cuál va a ser el desenlace. Hay muchos actores en el escenario, con diferentes intenciones.» Nos dice el maestro J.Woldenberg. EMEEQUIS, 1/Dic/14 y añadiría: hay violencia de diversas procedencias y métodos. El ambiente esta enrarecido. Aparentemente el movimiento protestatario esta unificado en torno a la exigencia de justicia y castigo por los normalistas desaparecidos.

Un movimiento que en general se puede calificar de pacífico aunque al parecer de lado y lado hay quienes le apuestan a la provocación y a la represión , unos que muestran la mano y otros que la ocultan. Nada más doloroso para el país que seguir por esa ruta. El costo de una guerra civil sería mil veces mayor que el pagado hasta ahora. Es muy fácil llamar a la confrontación polarizante e incluso a la guerra cuando se pone el pecho de otros y solo para cambiar de dictadura.

Sin duda hay que sumarse a la indignación que recoge mucho más que la exigencia de justicia por la desaparición de 43 normalistas. Recoge el saldo global acumulado de demandas sociales de todos los sectores lastimados por la marginación, la violencia y por la crisis económica; por todos los desaparecidos, por todos los asesinados, por el cansancio de todo, de la impunidad, la concentración del ingreso, la corrupción, la frágil democracia representativa, el abuso de autoridades, la narco administración en Guerrero y otros estados. Esta movilización es reclamo y exigencia de cambios profundos en todos los órdenes.

Cientos de miles de mexicanos manifestandose no pueden estar equivocados. La sociedad civil sabe lo que ya no quiere. La sociedad política no ha demostrado voluntad de respuesta y el poder gubernamental no está demostrando capacidad de diálogo ni al interior de la clase política ni entre esta y la sociedad. Hay parálisis en los tradicionales interlocutores del gobierno (centrales obreras, organizaciones del campo, partidos) y no se aprecia tampoco la conformación de otros que ocupen su lugar sea por limitaciones propias de una movilización espontánea o sea por estrategia de ciertos actores que se han planteado beneficiarse de la expansión y prolongación de la sociedad movilizada hasta que el Congreso convoque a nuevas elecciones. Nada más útil a esta estrategia que el bloqueo de acuerdos ( IPN) la represión y creación de presos políticos.

Por lo que se ve, desgraciadamente el alcance y profundidad de todo lo que la sociedad civil movilizada demanda – particularmente los jóvenes estudiantes -requiere mucho más que la fuerza protestataria expresada hasta ahora en calles, plazas y carreteras aunque sea de cientos de miles. El gobierno, los tres Poderes de la Unión no han respondido a la altura. sin embargo, esto no es cuestión de sensibilidad o de voluntad política. En discursos la hay. Sin embargo, el cambio que demandan los mexicanos, no es posible esperarlo del Estado sin que previamente el movimiento que vemos se traduzca en una recomposición de fuerzas políticas influyentes en todo el país, tanto de las emergentes como aquellas que se sumen de verdad en la práctica Me refiero a organizaciones sociales, sindicatos, partidos , organizaciones políticas que por convencimiento o por el temor de ser rebasadas, se sumen.

En la dimensión del proceso emergente, el problema toral es de fuerzas y exige una nueva correlación política de las mismas capaz de sacudir todo lo podrido del sistema político mexicano a la vez que impulsa acuerdos nacionales y haga posible una profunda regeneración de las instituciones del Estado Mexicano. Una sacudida así no es posible a partir de explosiones espontáneas por muy numerosas que sean. Hoy como 1910 incluso en 1968, en México y en muchas naciones, los movimientos estudiantiles sólo tienen perspectiva trascendente si logran aglutinar al pueblo y la clase trabajadora mediante alianzas y organización superior, que impulse los cambios demandados desde el modelo de desarrollo, la política económica, hasta las diversas formas de organización económica local, regional y comunitaria en todo el país. O sea, no son enchiladas.

Esto hay que dejarlo en claro porque en la perspectiva de los oportunistas que nunca faltan, la meta de la actual movilización es «quítate tu para ponerme yo». Son los que creen o les han hecho creer que con la renuncia del gabinete, del presidente, o nuevas elecciones, ya se logró el cambio; vil mentira, nada más falso que esa esperanza. El país ya conoció la alternancia en el Congreso, en la Presidencia, en el gobierno del DF y algunos estados y no paso nada. Ahora la corrupción es plural. El reto es más complejo que cambiar de partido o personas, es de un sistema político cuyos cambios de hasta ahora han servido para ocultar las raíces vivas del viejo régimen.

En cuanto a los reformistas oportunistas solo proponen parches y simulaciones como el que vemos en el llamado «sistema nacional anticorrupción» el cual tira por la borda todo lo positivo que pudiera tener, gracias que sus diseñadores le dejaron varios agujerotes como el que tiene ese sistema en la reducción de facultades a la Auditoría Superior de la Federación mismas que se le transfieren a un «órgano de justicia administrativa» que todos sabemos será burocracia a modo del ejecutivo. No lo digo yo sino el padre de la fiscalización don Arturo Gonzalez de Aragón en la entrevista que recién le hizo Carmen Aristegui. Pésimos asesores tiene el Presidente. Refuncionalistas de dentro del poder tendrán que hacerse a un lado. Falta claridad y contundencia en las respuestas gubernamentales.

«Esta transformación tiene que ser concurrente. No creo que pueda hacerse sólo desde el gobierno. Y estoy convencido de que no puede hacerse sin el gobierno. Esas pueden ser dos fantasías que hagan mucho daño: pensar que el gobierno mexicano no existe o ha sido totalmente rebasado, es ingenuo y es una ilusión que puede convertirse en un boomerang.»J.W.

No se hagan bolas y ya dejen de vender mentiras los de la clase política toda. En la lucha eficaz contra la corrupción es insustituible un verdadero ciudadano empoderado y una sociedad civil organizada, vigilante, participativa y con acceso directo al poder fiscalizador. México tiene un Estado de Derecho frágil y maltrecho no sólo por obra de quienes lo han secuestrado, también como resultado del atraso en su desarrollo político. ¿Alguien esperaba tener un Estado de Derecho real con una democracia irreal y un sistema de partidos que no son más que maquinarias electorales?

Insisto, desarrollo de la movilización actual hasta alcanzar la constitución de una nueva correlación política de fuerzas. ¿ es que hay alguien tan ingenuo que crea que la correlación política actual va a llevar a juicio y a la cárcel a todos los que detentan riqueza inexplicable.? Eso nunca lo veremos, si acaso otro Andrés Granier Melo ex gobernador de Tabasco, y otro líder sindical ( como la maestra Gordillo) para medio calmar el enojo social. ¿ Acaso el Congreso en su composición actual está dispuesto a atarle las manos a todos los gobernadores y funcionarios federales y estatales que gozan del ejercicio discrecional de millonarias partidas presupuestales?

Tampoco debe confundirse la consolidación de la actual movilización con su radicalización provocadora y supuestamente anarquista. Estas manifestaciones, al contrario de fortalecer sólo debilitan, cansan y desmovilizan a mediano y largo plazo aunque de momento, como los estimulantes, «active» la protesta.

Consolidar la conciencia social y la movilización alcanzada es dotarla de programa, de estructura orgánica, en comités de base, organizaciones comunitarias, locales y regionales, es sacudir las organizaciones económicas del campo, los sindicatos nacionales ahora controlados por mafias. Incluso algunos partidos y organizaciones políticas rescatables para la misma causa no podrán desempeñar su mejor papel sin una fuerte y verdadera sacudida interna y de sus relaciones con la sociedad.

Mientras tales condiciones no se alcancen, el barco está a la deriva y puede suceder lo mismo un significativo avance democrático, regeneración de las instituciones del Estado cuestionadas y reformulación de políticas públicas o todo lo contrario, o sea más conculcacion de los derechos políticos, retroceso golpista y más paliativos con más pobreza e inequidad. Apertura sin crecimiento y sin desarrollo.

rg