Estas carnavalescas fechas tienen para mí un significado muy especial, y después de que le explique, espero que para Usted también. Sin recordar la fecha exacta, a principios de febrero hace ocho años comencé a escribir esta columna. Cansado de malabarear en los vagones del Metro y de subsistir con las miserias de oxígeno que la Capital ofrece, renuncié a la cosmopolita vida de la Ciudad de México y me subí a un camión con destino a Xalapa.

Venía invitado a asociarme en un medio de comunicación en línea, del cual he sido de todo: Director, subdirector, jefe editorial, fotógrafo, reportero, escribano y corrector. www.politicaaldia.com ha sido mi casa periodística estos últimos ocho años y me siento en deuda infinita con mis socios, jefes, y con los demás medios de comunicación que han tenido a bien replicar estas líneas.

Desde mis primeras incursiones en el periodismo a la fecha, han pasado ya más de veintidós años. Comencé en el Diario de Xalapa a lado de Omar Alemán y Óscar Olvera, en El Águila le aprendí mucho a Aurelio Contreras; de todos con quienes la vida se ha encargado de ponerme enfrente, he aprendido, y si Dios me presta vida, seguiré aprendiendo de mis amigos y colegas.

Hace ocho años, de la escalera para subir al autobús, vi cómo con singular alegría varias sonrientes gacelitas abordaban otro con destino a Veracruz Puerto. Venía completamente desencanchado de la política veracruzana y no tenía nada que ofrecer más que mis andanzas. Así nació Diario Íntimo, columna influenciada por el estilo de otras columnas nacionales y locales que fueron y han sido hasta la fecha mis columnas de cabecera. De hace ocho años a la fecha, he tenido un par de baches pero aquí seguimos, entregándole cachitos de mi corazón como el indito de Bruno Traven, y aunque cada columna es distinta, en esencia son lo mismo pues son mis alegrías y padecimientos cual joven Werther… y también veo, con tristeza, que la política no cambia, si acaso es cíclica, pero no cambia.

Por ejemplo, este domingo 7 arrancan las precampañas para Gobernador. En la mayoría de los partidos políticos, de facto, ya hay candidato. Pero para que éstos puedan hacer precampaña, se están inscribiendo otras figuras que son prácticamente unos desconocidos, que no representan nada al interior de cada partido y que en realidad no tienen posibilidad alguna de ganar la nominación.

Estos figurines son, en su mayoría, un ejercicio de simulación, pero representan la justificación perfecta para que los precandidatos oficiales puedan recorrer, nuevamente, todo el Estado Veracruz visitando a los comités y reuniéndose con la militancia con la intención de pedirles el voto.

La Ley Electoral ha sufrido innumerables reformas y modificaciones, y aun así, los políticos siguen encontrando la manera de hacer cosas buenas que, aunque parezcan malas, son legales. Los anuncios espectaculares que promueven portadas de revistas con entrevistas a suspirantes y aspirantes, son otra forma de darle la vuelta a la ley. ¿Quién se publicita, el medio o el político?

El uso de las redes sociales sigue siendo una laguna que parece más bien un océano legal. Allí, la participación espontánea de los usuarios es legítima, pero ¿qué se puede decir de los miles de bots contratados exprofeso para mover las notas?

Estas acciones se circunscriben dentro del marco jurídico que aún tenemos, y en estricto sentido están dentro de lo permisible. Por tanto, queda la duda de si deberíamos tener una legislación que apriete, que sea más estricta, y que ahogue la libre manifestación. No creo que sea necesario. Si los políticos se decidieran a no hacer cosas buenas que parezcan malas, bastaría.

Pero bueno, el día que los políticos se porten bien, o que dejen de hacer cosas buenas que parezcan malas, ese día se nos acaba el interés de la política y entonces esta columna quedaría sin el tuetanito, y entonces sí, qué aburrido, porque uno puede tener medianamente entretenidos un día, dos días, incluso una semana entera, pero no tendremos una vida interesante siempre.

Son ocho años ya en los que Usted, bien querido lector lectora, me ha acompañado y que con sus apreciados comentarios me ha hecho sentir que no escribo al aire (con eso de que ni mi señora madre me lee). A todos Ustedes: ¡Gracias, muchas gracias!

Tome nota: ¿Podrán los prinosaurios ganar una elección en los tiempos de la modernidad? Si lo logran, le callarán la boca a muchos.

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