La lealtad al deber, no a los hombres, es la alianza con la justicia y con la universalidad, por encima de los partidos y por encima de las conveniencias
José Vasconcelos
Se regresó al ágora, mediante una marcha que contenía los más puros anhelos de una sociedad ampliamente identificada con el sentir universitario y el futuro de los mismos.
Ahí en el ágora de diversas regiones de la entidad se refrenda notablemente las esperanzas de la cultura, la ciencia y el conocimiento de los veracruzanos, se sale a las calles donde históricamente se han gestado los grandes acontecimientos sociales de la humanidad, miles de ciudadanos se aglutinaron para proteger los interés presentes y futuros de la Universidad Veracruzana.
Tenía mucho tiempo que no se veía una manifestación tan pura, que no busca la polaridad, más bien insta a la unidad de todos los miembros de la comunidad universitaria y de quienes en el corazón la siguen portando.
Desde muy joven he sido un seguidor de las manifestaciones, las cuales desgraciadamente en muchas ocasiones han dejado de lado la naturaleza del concepto de soberanía. Pero la realizada el 10 de marzo de 2016 es por sí misma un acto sin precedentes.
El fin de un ciclo abre paso para que nuevas expresiones busquen sanear las insuficiencias de quienes en vez de sumarse no lo hicieron. Unísono, robusto e imponente fueron las voces que claman un financiamiento por demás legítimo, acorde a las necesidades de una institución baluarte del país y bastión de universalidad.
Me pregunto dónde está la solución y vuelvo a repetirme que no la veo más que en la Universidad; que no la veo en otro recurso más que en la reforma moral de la enseñanza, del actuar acorde a los requerimientos de una sociedad que clama desarrollo.
Esta manifestación es un gesto noble, porque atiende a principios como educación de calidad y democratización de las funciones sociales para el progreso; la correlación entre la inversión pública a la educación y los niveles de desarrollo de las naciones está por demás documentado.
Ante ello, limitar el funcionamiento de la universidad es atarnos a la inmovilidad, es postrarse a una actitud retrograda. En esta expresión multitudinaria se mostró que la sociedad se encuentra ávida de participación, y que caminar trasciende cuando se piensa el destino y se tiene claro el objetivo.
La veracruzana lo sabe, y la sociedad lo respalda, no se permitió que se sesgara la idea, no se partidizó el movimiento; lo único que movió a este amplio volumen de individuos fue la idea de reclamo sobre lo que les pertenece.
Con esa actitud la universidad, y lo que ella significa refrenda su capacidad formadora, al revivir el ahínco de jóvenes que en un futuro se encontrarán propensos a hacer valer sus derechos en aras de una aplicación social de sus garantías.
Dicho encuentro fue de la más alta y efectiva expresión de los sentimientos de unidad entre nuestro pueblo, de la voluntad que nos convoca para la cooperación económica, educativa y cultural.
¡La lucha de la UV triunfará hoy o mañana, porque en la voz de los individuos se halla el poderío de una bandera inmortal de progreso!