Con la presente columna concluimos el mes dedicado al festejo de distinguidos escritores mexicanos, y para cerrar con broche de oro festejaremos el cumpleaños número 90 de un médico divulgador de la ciencia, me refiero al Doctor Ruy Pérez Tamayo.
El quehacer científico lo desconozco, pero si me atrevo a presentar el libro “En defensa de la ciencia” del Dr. Pérez Tamayo, es porque si bien la lectura de ésta obra no nos hará científicos (ni es el propósito), si nos enseñará la importancia de la ciencia para el desarrollo de México.
La obra “En defensa de la ciencia” se publicó en 1979 por la Editorial Limusa, se integra por una selección de conferencias, artículos, y las palabras que pronunció el Dr. Pérez Tamayo en 1974 cuando recibió el Premio Nacional de Ciencias: “En la sociedad contemporánea, la palabra “ciencia” se usa frecuentemente en forma equivocada. Muchas veces se quiere decir algo distinto, como tecnología, desarrollo, magia o conocimiento; en otras ocasiones no se sabe lo que se quiere decir; finalmente, a veces no se quiere decir nada. Pero en el caso de la ciencia la confusión tiene un carácter trágico, porque se trata de la fuerza responsable de la transformación del mundo clásico en moderno.”
El total de conferencias y artículos reunidos en esta obra los pronunció el Dr. Pérez Tamayo entre los años de 1974 a 1978, la importancia de mencionar éste dato es porque después de 37 años la problemática planteada no ha cambiado mucho y más adelante se verá porque. En el año de 1974 se realizó el I Simposio “La Ciencia en México” y el Dr. Pérez Tamayo manifestó que en México había ciencia y tenía las siguientes características: “Subdesarrollada, paupérrima, enajenada, centralizada, apolítica, sospechosa y desconocida.”
Cada punto lo explica el Dr. Pérez Tamayo de manera clara y directa. Señala que la ciencia en México no progresa primero porque no se tiene fe en ella, pero la falta de fe se derivaba por la ignorancia. Además en aquellos años existía un sistema político autoritario que controlaba todo e incluso el propio progreso de México, derivado de ello el apoyo a la ciencia era mínimo, la excusa siempre ha sido falta de dinero, a esta excusa el Dr. Pérez Tamayo valientemente expone el siguiente dato: “Salvador Malo señala que absorber 500 doctores en ciencias cuesta el 1 por ciento del presupuesto de la Comisión Federal de Electricidad, o el equivalente de una sola gira del Ejecutivo por Europa o Asia. Yo agregaría que el costo de la adaptación del Auditorio Nacional para la ceremonia de inauguración del nuevo régimen político serviría para sostener a 50 doctores en ciencias por un año o más.”
La ciencia es el camino para transformar a México no sólo en lo economía, sino en todos los aspectos de nuestro país, se debe apostar por ella, sobre este punto el Dr. Pérez Tamayo señaló: “Naturalmente, esto requiere capital, y cuando no lo hay debe atraerse el de afuera. El capital que viene de fuera no llega solo; viene acompañado por la tecnología necesaria para su utilización industrial, y hasta por los tecnólogos (o técnicos) capacitados para montar y vigilar los procedimientos más avanzados y moderno. Aparte de que se pierde rápidamente la fuente principal de ingresos como productores de materia primas no elaborada.” (Creo que por algo parecido se aprobó la reforma energética), ¿Qué nos espera?
Estos fueron parte de los argumentos vertidos en el I Simposio “La Ciencia en México” celebrado en el año de 1974. Tres años después se realizó el II Simposio “La Ciencia en México” y como es natural el pronóstico no podía cambiar mucho. El Dr. Pérez Tamayo señaló lo siguiente: “En resumen, pues, durante estos 3 últimos años la ciencia en México ha seguido siendo subdesarrollada, paupérrima, enajenada, apolítica, sospechosa, y desconocida. Además, se ha desprestigiado sin haber tenido prestigio nunca, y en esto la responsabilidad se divide entre las autoridades, que se aferraron a una opinión demagógica y limitada de la utilidad de la ciencia en México, y a nosotros los científicos, que no hemos hecho casi nada para combatir y modificar esa opinión.”
El Dr. Pérez Tamayo aclaró estar consciente que en tres años poco se podía avanzar, sin embargo, la problemática y la crítica consistía en ¿cómo se podía avanzar en un sistema tan autoritario, corrupto, incapaz e ignorante? por eso el Doctor afirmaba: “En nuestro México todavía vemos que el parentesco familiar, el compromiso político previo, la gratitud por servicios profesionales o la simple amistad, son factores determinantes en los nombramientos claves.”
Mi apreciado lector, tal vez, por lo antes señalado en aquel lejano 1977, el recién nombrado Director General de CONACyT dijo, “Yo de eso de la Ciencia no sé nada…” y por lo mismo no asistió a éste II Simposio “La Ciencia en México”. Finalmente a 37 años del mencionado Simposio, ¿en que habremos avanzado?
En el mes de mayo del presente año el Dr. Ruy Pérez Tamayo presentó en la ciudad de Xalapa, Ver. Un nuevo libro titulado, “Diez Razones para ser Científico”, en su intervención nos compartió porque hoy a sus 90 años de vida sigue siendo un incansable defensor de la ciencia: “La ciencia es la fuente de la juventud porque como está en constante cambio te obliga a actualizarte y reinventarte todo el tiempo.”
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