“Noticia de un secuestro.”

Con la presente columna se concluye el mes dedicado a despedir al gran escritor colombiano-mexicano Gabriel García Márquez (1927-2014). Su obra además de conocida es amplísima, títulos cómo: “Cien Años de Soledad”, “Amor en los tiempos del cólera”, “El coronel no tiene quien le escriba”, entre otros, son obras mundialmente conocidas y leídas. Por eso traté de presentar algo diferente, claro está que no por ello menos leído, me refiero a lo que se conoce cómo “periodismo literario”.
“El periodismo literario o novela sin ficción”, no es un género que haya nacido con García Márquez, pero es innegable que el galardonado escritor lo ejerció de manera brillante, porque las historias que escribió, tal vez, sean historias ordinarias, pero cuando un artista como García Márquez las cuenta, les da profundidad y lo ordinario se vuelve extraordinario, no por lo que describe sino cómo lo describe, éste es el caso de la obra “Noticia de un secuestro” publicada en 1996.
Para escribir “Noticia de un secuestro”, García Márquez en mi opinión realiza una fusión de crónica y reportaje, ambos son géneros periodísticos que se parecen, pero en la crónica va la ambientación e interpretación del escritor y a través del reportaje amplia y profundiza en la noticia. Por lo antes mencionado García Márquez en la obra señala: “Maruja Pachón y su esposo, Alberto Villamizar, me propusieron en octubre de 1993 que escribiera un libro con las experiencias de ella durante su secuestro de seis meses, y las arduas diligencias que él se empeñó hasta que logró liberarla. Tenía el primer borrador ya avanzado cuando caímos en la cuenta de que era imposible desvincular aquel secuestro de los otros nueve que ocurrieron al mismo tiempo en el país. En realidad, no eran diez secuestros distintos- como nos pareció a primera vista-sino un solo secuestro colectivo de diez personas muy bien escogidas, y ejecutado por una misma empresa con una misma y única finalidad.”
El contexto del secuestro que nos narra la obra sucedió a finales de 1990 y concluyó en los primeros meses de 1991. Colombia vivía en aquellos años una situación tan delicada y complicada como la que hoy vive México. El Gobierno a veces inmiscuido con la delincuencia no tan sólo estaba perdiendo la lucha, lo peor del caso es que los delincuentes si estaban bien organizados y sabían lo que hacían, querían y hacia dónde iban. En medio de esta terrorífica batalla casi siempre los afectados han sido y son la sociedad civil.
La característica especial del secuestro fue que no se hizo por rescate económico, dinero es lo que le sobraba al cártel de Medellín dirigido por su máximo jefe Pablo Emilio Escobar Gaviria. El secuestro se realizó para presionar al Gobierno del entonces Presidente César Gaviria, la aprobación de la abolición de la extradición a través de la Asamblea Nacional Constituyente, esa era la condición de los secuestradores, o aprueban el decreto en mención o vamos a ir tirando encostalados uno por uno de los secuestrados frente a Palacio de Gobierno.
Por supuesto que para lograr semejante objetivo los secuestrados fueron personas muy bien escogidas, García Márquez nos cuenta que: “El primer secuestro de aquella racha sin precedentes- el 30 de agosto pasado y apenas tres semanas después de la toma de posesión del presidente César Gaviria- había sido el de Diana Turbay, directora del noticiero de televisión Criptón y de la revista Hoy x Hoy, de Bogotá, e hija del ex presidente de la República y jefe máximo del partido liberal Julio César Turbay. Junto a ella fueron secuestrados cuatro miembros de su equipo: Azucena Liévano; Juan Vitta, Richard Becerra, Orlando Acevedo y el periodista alemán Hero Buss.”
Días después del secuestro de los periodistas antes mencionados secuestraron a Marina Montoya, quién era hermana de: “Don German Montoya ex secretario general de la Presidencia de la República con un gran poder en el Gobierno de Virgilio Barco”. Cuatro horas después del secuestro de Marina Montoya, levantaron a Francisco Santos quien además de prestigiado periodista era jefe de redacción del periódico el tiempo.
Por si el Gobierno no accedía a la petición del cártel de Medellín o los extraditables cómo también se llamaban, agregaron al grupo de secuestrados a Maruja Pachón y a su cuñada Beatriz Villamizar, “Maruja era la directora general de Focine, la compañía estatal de fomento cinematográfico y esposa del conocido político Alberto Villamizar” un dato más que se puede agregar es que Maruja era hermana de Gloria Pachón viuda del ex candidato presidencial Luis Carlos Galán, asesinado en 1989 por el mismo cártel de Medellín.
Mi estimado lector, bajo todos los datos aquí narrados empieza el tormento familiar y público por rescatar con vida a los diez secuestrados, la posición del Gobierno era firme de no negociar con los delincuentes la no extradición, Pablo Escobar era el narcoterrorista más buscado y sabía que si lo detenían su destino era extraditarlo a Estados Unidos. ¿Quién ganará ésta cruel y sangrienta batalla?
Leer hoy “Noticia de un secuestro” por trágico que parezca no es muy diferente a lo que sucede actualmente en México, cuando va uno leyendo la obra parece novela policiaca, cruel, irreal, de ficción, pero lamentablemente no es así, el interesado puede consultar por ejemplo el nombre de Diana Turbay y comprobará que fue una de las que murió en ésta serie secuestros.
Finalmente, lo que realmente deseo es que la barbarie, la crueldad, el terrorismo y la guerra, como dice la canción no nos sea indiferente, aunque me temo que esto ya está sucediendo en México y vivimos lo que a continuación narra García Márquez: “Tal vez lo más colombiano de la situación era la asombrosa capacidad de la gente de Medellín para acostumbrarse a todo, lo bueno y lo malo, con un poder de recuperación que quizás sea la fórmula más cruel de la temeridad. La mayor parte no parecía consciente de vivir en una ciudad que fue siempre la más bella, la más activa, la más hospitalaria del país, y en aquellos años se había convertido en una de las más peligrosas del mundo.”
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