Adam Przeworski en 1998 escribió un libro que lo tituló “democracia sustentable”, el cual fue una serie de recomendaciones para América Latina y los países de Europa del Este, particularmente hacia sus procesos de transición política, ésta traducida en la democratización; y la modernización de las economías por la vía de la internacionalización; el teórico polaco recomendó la cohabitación de las democracias representativas con la democracia directa, y de allí el nombre de “sustentable”. Para el caso mexicano, que ya estaba próximo a la alternancia en el año 2000, y que al final fue una transición votada como bien la definió Mauricio Merino; se han combinado una serie de leyes electorales modernas y que se han aplicado muy bien en otros países, pero aquí chocan con las costumbres y conductas políticas premodernas.
Continuando con la línea de interpretación anterior, y situando este artículo sobre el intento de democracia directa a la mexicana, cuando en la realidad única y exclusivamente tenemos una democracia nominativa pero no representativa, ello en parte porque la institucionalidad electoral nacional se enfrenta a la desinstitucionalización electoral local, lo que hace que los votantes tengan una especie de esquizofrenia política; mientras unos cumplen con la normatividad electoral, los otros la violan y la corrompen constantemente; además de que en México todo se deforma y se altera, como es el caso de la llamada “consulta popular”; hoy prostituida ya rumbo al 2015; desde mi punto de vista la única consulta seria para el próximo año es la del PRD, que es sobre el tema energético, lamentablemente se quedaron en el nacionalismo revolucionario, y su cuestionamiento (“¿están de acuerdo en que se mantenga el decreto de reformas a los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución en materia de petróleo y energía eléctrica publicado el 20 de diciembre de 2013? ”) no va hacia la parte tecnológica para que sobreviva PEMEX frente a las empresas trasnacionales; la que es una “vacilada”, como le llamó el expresidente nacional del PAN Germán Martínez Cáceres es la consulta sobre el salario mínimo propuesta por el partido albiazul (quienes según la revista “Proceso” están comprando la firma a 10 pesos, esto muy ad hoc con su propuesta de salario mínimo). Quizá, la más peligrosa es la propuesta del PRI de reducir los parlamentarios “plurinominales”; primero porque fue una ignorancia plantearlo pero hoy es parte del proyecto político de restauración, que posteriormente explicaré.
Primero tengo que comentar que constitucionalmente está endeble la propuesta de reformar la Constitución a través de una consulta popular, decisión que tendrá que fallar la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN); y que la cual seguramente negará que sea la fuente de alguna modificación constitucional, porque: a) tiene que pronunciarse ex ante la constitucionalidad de las preguntas; b) si las disposiciones constitucionales pueden estar sujetas a consulta popular, ya que sólo sería una minoría del 21% es la que podría revocar o revisar lo aprobado por las 2/3 partes del Congreso de la Unión, y ratificada por el 51% de las legislaturas locales. Por otra parte, el Congreso de la Unión aún no termina de legislar sobre la consulta popular (y ya se está proponiendo, de allí que se agote en el 2015 y sea disfuncional para el futuro inmediato); por ejemplo la Constitución marca que si la consulta tiene menos del 40% de los votos es optativa, es decir sólo es una recomendación (como el clásico llamado a misa); y si es más del 40% de la votación tendrá carácter vinculatorio con los poderes ejecutivo y legislativo, pero es allí donde se debe legislar, al ser vinculatorio si sólo se considera o se vota. Y ante este vacío legislativo o déficit de técnica legislativa, la SCJN tendrá que fallar nuevamente.
Ahora la parte política de las consultas públicas del PRD, PAN y PRI, las tres propuestas son electoreras y sólo buscan engañar a los votantes para atraerles votos el próximo año a esos partidos políticos; son populistas las propuestas del PAN y el PRI; la que es inviable técnicamente es la del PAN, ya que el debate es sobre la productividad, ya que los salarios están vinculados a la inflación y particularmente a las multas, cuotas y todas ellas tendrían que modificar más de 200 leyes, que eso sería lo de menos, el problema es inflacionario y de desempleo para las micro, pequeñas y medianas empresas; lo que impactaría inmediatamente en el aumento del sector informal, que hoy es del 57%.
La que me interesa comentar de manera amplia es la propuesta del PRI, la reducción de 100 diputados y 32 senadores, éstos últimos fue una aberración del federalismo impulsado en la época de Carlos Salinas de Gortari; hay que recordar que Pedro Ferriz de Con de enero de 2010 a abril de 2011 recolectó 4 millones de firmas en contra de los llamados plurinominales y las entregó a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, y no pasó nada; por eso el cálculo del PRI será demoledor en el futuro, porque la SCJN le negaría esa consulta al igual que al PRD y al PAN, pero como esa propuesta no la incluyó en el Pacto por México y se sabe que la puede realizar en un proceso legislativo con sus satélites, pues se va a llevar a cabo, pero los efectos con la combinación de la eliminación de la candidatura común; el 3% del mantenimiento de un registro de algún partido político pequeño; más la reducción de los plurinominales rumbo al 2018, nos regresa a finales de los años setenta, cuando sólo eran 100 plurinominales para la oposición, y eso reduce las voces de las minorías políticas; la jugada política es perfecta, ya que lo que está en marcha no sólo es el presidencialismo metaconstitucional, sino la restauración del viejo régimen, ya que al no haber oposición política, y además de reducirla al mínimo, aquella funcionará de manera vociferante pero no tendrá ya ningún peso político relevante, al menos en el poder legislativo.
Finalmente, la nueva oposición política en el país y en el estado de Veracruz, recaerá en las complejas candidaturas independientes, ya que seguramente serán la antítesis de lo que hacen los partidos políticos y su clase política, considero que es la única reinvención de la política en el mediano plazo frente al fango político que hoy predomina; es decir, la revolución ciudadana es lo que le queda al país antes de que se rompa violentamente este sistema político que busca su propia restauración.