¿Cómo trabajan juntos los estados para mejorar las políticas globales sobre drogas?
Hoy 25 de agosto se da a conocer en México el estudio “Acabando la guerra contra las drogas: informe del grupo de expertos en economía de las políticas sobre drogas”, publicado por la London School of Economics and Political Science (LSE), y que está firmado por cinco premios Nobel de Economía y una decena de líderes mundiales.
En el informe, redactado por 13 especialistas de cinco países, se afirma con contundencia que “es hora de acabar con la guerra contra las drogas y de redirigir recursos masivamente hacia políticas efectivas basadas en evidencias, apuntaladas por un riguroso análisis económico”.
El texto reconoce que a nivel internacional está en marcha un esfuerzo significativo para repensar las políticas sobre drogas ante el fracaso de la ONU por alcanzar la meta de “un mundo libre de drogas” y los enormes daños colaterales causados por políticas en la lucha contra las drogas “excesivamente militarizadas” que impulsa la fiscalización.
Es evidente que el consenso de la política prohibicionista se desmorona y se avanza en la aceptación del pluralismo en políticas globales y, en consecuencia, en las políticas diferentes que pueden funcionar en los países y regiones. Queda, sin embargo, la pregunta: ¿cómo trabajan juntos los estados para mejorar las políticas globales sobre drogas?
Ante este panorama, el informe destaca dos enfoques: 1) Reasignar drásticamente los recursos de políticas contraproducentes y perjudiciales hacia políticas de salud pública que han demostrado ser eficaces; 2) Aplicar políticas rigurosamente monitoreadas y de experimentación regulatoria.
Los estados, dice el informe, están listos para impulsar nuevas respuestas diseñadas para satisfacer las diversas necesidades nacionales y regionales. El multilateralismo debe transformar su función de ejecutor global a facilitador global. En particular, la ONU debe reconocer que su función es la de prestar asistencia a los estados para aplicar prácticas óptimas en políticas basadas en la ciencia y la evidencia, no trabajar en oposición a ellas.
Si esto realmente ocurre, puede surgir un nuevo y efectivo régimen internacional basado en la aceptación del pluralismo en las políticas para enfrentar el problema de las dogas. Si no es así, lo más seguro es que los estados de manera unilateral darán los pasos necesarios para solucionar el problema y esto hará que se pierda la oportunidad de coordinación internacional que la ONU puede y debe realizar.
En México, la presentación del informe la promueve México Unido contra la Delincuencia, Transform Drug Policy Foundation y LSE Ideas. Hoy el texto se presenta en el ITAM y en el Club de Industriales con la presencia de tres de sus autores: John Collins (LSE), Alejandro Madrazo (CIDE) y Laura Atuesta (CIDE). El comentario está a cargo de Lisa Sánchez (MUCD-TDPF-LSE Ideas) y Armando Santacruz (MUCD).