En una coincidencia con Veracruz que dice más de lo que algunos se imaginan, el presidente Enrique Peña Nieto dio a conocer el martes el cambio de nombre y las nuevas reglas del programa federal para atacar el problema de la pobreza en México.

Lo que era Oportunidades ahora se llama Prospera, que trae a la mente la divisa, eslogan e idea que ha impulsado la administración del doctor Javier Duarte de Ochoa de hacer de Veracruz un estado próspero. Y conste que nuestro plan local surgió con ese nombre desde 2010, cuando el entonces Gobernador del Estado de México empezaba apenas a vislumbrar que podría convertirse en el Presidente de la República. Ni modo que cuando tomó posesión del cargo, el mandatario veracruzano hubiera tenido una bola de cristal para predecir el futuro y lo que sucedería en 2012.

Pero si hay coincidencia en el nombre, que es bueno, lo que resulta mejor aún son las numerosas coincidencias entre el Prospera federal y el estatal programa Adelante, que es la sustancia operativa del Gobierno Próspero.

Desde su génesis en la cocina de un diminuto piso de Madrid (alimentado por la ilusión de una joven pareja, de dos jóvenes veracruzanos dispuestos a completar su preparación académica con el ingrediente de los mejores deseos para mejorar su terruño, para trabajar por los suyos), el Programa Adelante se sustentó en una intención prístina, en una investigación acuciosa y en un trabajo intelectual impecable.

No por nada la asistencia social fue el tema seleccionado para la tesis doctoral de Karime Macías Tubilla, un trabajo del que han salido inmejorables frutos por Veracruz.

¿Qué es Adelante? Pues ni más ni menos que la organización para un solo fin y con una meta definida de todos los elementos y todas las acciones del Gobierno del Estado destinados a la asistencia social. Y eso es precisamente Prospera: la alineación de los innumerables programas federales de combate a la pobreza y de apoyo a los marginados, para que se dirijan a un objetivo determinado, dentro de una regulación precisa y clara.

Por eso en Veracruz las nuevas reglas y el nuevo programa se van a aplicar muy fácilmente. Ya se conoce el camino porque se ha andado por esa senda durante casi cuatro años.

Es seguro que en adelante (¿o deberé poner: en Adelante?) Prospera y el Gobierno Próspero trabajarán de la mano con la mejor aspiración que puede tener un gobierno, la de levantar a los caídos, auxiliar a los menesterosos, ser refugio de los atribulados y dar consuelo a los afligidos.

Con esta coincidencia, esta casualidad y esta concurrencia entre el gobierno federal y el estatal, entre los designios del presidente Enrique Peña Nieto y el gobernador Javier Duarte de Ochoa, saldrán ganando y tendrán mejor apoyo los veracruzanos que más lo necesitan, que son los que no tienen nada y por eso necesitan todo.

Por todo eso, hoy podemos decir:

Próspero prospera.

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