Nadie, en sus cinco sentidos, puede negar la violencia que asuela al país. El Estado ha tenido que instrumentar nuevas y mejores formas para combatir al crimen organizado. Muchas pueden ser cuestionables y otras tienen apoyo social. Pero lo que no se puede hacer es quedarse con los brazos cruzados ante el clima de inseguridad que priva en ciertas regiones de México.

La semana que pasó el Congreso recibió una Iniciativa del Gobernador que, en palabras llanas, busca recompensar a las personas que ayuden a las autoridades, en la medida de sus posibilidades, con información para resolver asuntos relacionados con los criminales.

Podemos estar de acuerdo o no con ello, pero no se puede negar que ha sido y es una práctica recurrente de varios gobiernos, incluido el de la República. Hemos visto y leído cómo la Procuraduría General de la República ofrece recompensas por información que permita detener a los capos, y el gobierno de los Estados Unidos que hace lo mismo.

Aquí lo que importa es inhibir y erradicar a las organizaciones criminales, que Veracruz sea una entidad segura y todas las familias podamos caminar por las calles y transitar por las carreteras en paz, con tranquilidad. Las medidas que tome el Estado deberán apegarse a los marcos jurídicos y en franco respeto a las garantías individuales de las que gozamos todos los que vivimos en este país.

¿Pero qué dice la citada Iniciativa de Reforma a la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia del Estado? Precisa que “la recompensa consiste en una cantidad ‘en numerario’, que se ofrece y en su caso entregarán –en un solo pago o en exhibiciones periódicas– a quienes auxilien eficazmente al Ministerio Público en el esclarecimiento de actividades ilícitas, en los términos y condiciones que el Procurador determine.

“Este beneficio económico se pagará a quien aporte información útil, relacionada con las investigaciones, o colabore en la localización y detección de probables responsables de la comisión de delitos”.

Corresponde a la Legislatura determinar, en forma colegiada, si se aprueba la iniciativa tal cual o se enriquece con modificaciones. Lo que a los ciudadanos interesa es volver a los tiempos de calma y tranquilidad. Finalmente, eso queremos para nuestras familias, así como dejar las bases para que un futuro mejor.

Ojalá, las y los legisladores valoren en su justa dimensión lo que significa para los ciudadanos la tranquilidad. No todas las familias pueden tener equipos de seguridad ni todas las personas salen de trabajar con la luz del día. Recordemos que muchos prestadores de servicios tienen horarios nocturnos: taxistas, empleados de tiendas y farmacias, camareras, meseros, músicos y toda una gama que nos atiende cuando, si aún podemos y queremos, salimos a divertirnos.

Hay que ver la vida con optimismo. Por eso le deseo un excelente inicio de la semana previa a la celebración de la gesta independentista. Nos leemos en la próxima entrega.