Cuestiones que se han suscitado de última hora que no son nada novedosas, pero que al dimensionarlas con la visión de la vida actual me hace verlas de una manera diferente. Dos cosas me han hecho reflexionar sobre el concepto de la generosidad, la que siempre he considerado como una de las virtudes humanas más hermosas. Primero la devastación que sufrieran en su momento los compatriotas en Baja California Sur por el paso del huracán “Odile” y segundo, el hecho de estar casi una semana refugiado en mi hogar debido a una pertinaz afección a mi garganta y los bronquios.
Esto último hace considerar y agradecer al creador la vida que me dio, a mis padres, especialmente a mi madre (la dama de nombre Emilia Quinto Fray que desde pequeño me dio las herramientas necesarias para enfrentar con valentía, dignidad y esmero esta vida), mi familia, toda ella, desde los más cercanos; que han logrado que reconsidere mi paso por esta, rodeándome de un cariño y amor que considero inmerecido, pero eso sí, bien recibido. Hasta los más lejanos, incluyendo a los que poco a poco he ido conociendo físicamente, sin dejar de reconocer a todos aquellos familiares de la amistad, con quienes me unen lazos invisibles de afinidad, objetivos, ideales y virtudes.
Al recibir llamadas telefónicas y mensajes por la red mientras pasa este problema de salud, experimento de momento seria reflexión, analizando que también la generosidad se vive por las emociones que surgen de la relación con las personas, detalles y cosas desde una perspectiva de apertura a los demás.
Ahora sé que no se debe uno encerrar en intereses netamente materiales, sino que hay valores más importantes que reconfortan el espíritu y la calidad del ser, lo que no agota valiosa existencia en la búsqueda del propio placer, en el acapararlo para uno como tesoros invaluables; llevará uno esos detalles con uno siempre ¡Esto es Agradecimiento!
Ahora entiendo que el generoso descubre las necesidades del otro, ve no solo las cosas materiales como medios para servir, para dar, para establecer lazos de amistad, sino que analiza al dar sus estímulos como un bálsamo de consuelo para un alma atormentada.
La generosidad es una característica identificable del ser que ha sufrido y sabe que en el sufrimiento muchas veces una palabra hace la diferencia para lograr salir de ella. Sirva estos momentos para mostrar el agradecimiento de cada uno de los integrantes de la familia Figueroa García para todos aquellos que han estado pendientes de la evolución de este padecimiento; que ya se ha convertido en una constante que debo atender con seriedad y prontitud.
Respecto a la desgracia en que han caído miles de seres humanos en la Península de California, siento que podemos vivir con la conciencia de entrega a los demás, apoyar a nuestros semejantes en desgracia, lo que nos ayudará a descubrir lo útiles que podemos ser en la vida de nuestros hermanos en desgracia, alcanzado la verdadera alegría y la íntima satisfacción del deber cumplido con nuestro interior.
Tal generosidad para los bajacalifornianos en desgracia, los que perdieron todo, debe ser –principalmente de las autoridades sean federales, estatales o municipales y no expresar por los operadores; es una donación de la presidencia de la república- en silencio, espontanea, sin reflectores y sin anuncios en los medios, es la única manera de que, no perdiendo su esencia, nos proporcione paz interior.
Para mis amigos, familiares y todos los que estén padeciendo una necesidad sea material o espiritual, les pido no se desesperen, pues siempre hay almas superiores que nos demuestran con creces lo que es la generosidad ¡Gracias! ¡Estamos! alodi_13@nullhotmail.com