Por altura y clima Xalapa es una región productora y consumidora de café; en sus cercanías, sobresalientemente en el municipio de Coatepec, se cultiva mucho y buen café. Es un producto con mucha demanda y de auténtica resistencia. Hubo tiempos mucho mejores para los campesinos cafetaleros, de bonanza, cuando esas regiones vivían prosperidad económica, con acelerada construcción de casas, comercio general muy fuerte y fiestas. El Salinismo neoliberal casi acabó con esas condiciones. Ahora sobreviven en constante sobresalto por los bajos precios de sus granos y el escaso apoyo oficial. Productores y cortadores del café son el eslabón más débil y abandonado de la cadena cafetalera, con precios bajos e insuficientes; están urgidos de una política especial, sustentable, digna y solidaria.
Xalapa es la capital de Veracruz, con una personalidad típica de las ciudades burocráticas, semi lenta y de rutinas colectivas para reuniones cotidianas en las cafeterías; por su clima templado tiene un consumo considerable de bebidas calientes entre todo tipo de tés y cafés. Otra característica Xalapeña es su posicionamiento estudiantil y juvenil, en tanto sede de la universidad Veracruzana, escuelas normales (formadoras de profesores), tecnológicos, escuelas privadas y una amplia red de centros escolares en general. Los jóvenes de nuestra ciudad se reúnen en las cafeterías, son sus principales lugares de convivencia y trabajo escolar.
Todavía en los ochenta las cafeterías de Xalapa eran como las del resto del país, formales y sin identidad propia; tenían algo de la influencia gringa. En tiempos más recientes surgió un verdadero boom de cafeterías en nuestra ciudad, de todos los tipos y tamaños, hasta convertirse en una de sus fortalezas económicas como comercio, empleo, turismo y centros de convivencia social. Esa es la punta de la pirámide, de una actividad que inicia con el sudor y el esfuerzo de los trabajadores del campo.
Supongo que en Xalapa debe hacer unas cincuenta cafeterías por lo menos, destacándose las «Bola de Oro», toda una cadena, las «Moreto y Andrade», las «Don Justo», las «Café-tal», las «Expresso», entre otras muchas para nada desdeñables. Pienso que negocios como Sanborns han tenido que mejorar un poco su café ante la calidad del que consumimos y que franquicias como Starbucks venían posponiendo su llegada a Xalapa por la seria competencia que les representan las marcas locales. No omito cafeterías como las «Cali», las «Neblina», las «Parroquia», las «Dauzón» y muchas más que sólo tienen un establecimiento pero que completan una imagen singular de Xalapa. Me consta viajando en el resto de Veracruz o trabajando en el DF, que el café Veracruzano es conocido y valorado, en particular el de nuestra región.
Debe ser un motivo de orgullo que eso ocurra con nuestro café, que tengamos un sello; lo que faltaría es que se apoye al campo cafetalero, que se difunda mucho más esa actividad, que se aliente el consumo de buen café, que sus precios en cafetería sean accesibles sin afectar el negocio, que se implementen campañas de apoyo a toda la cadena cafetalera, que sobresalga su calidad, que se premie su venta y consumo y que se establezcan todo tipo de ferias y festejos para celebrarlo. Habiendo una cultura del café, a nuestro modo, hace falta mucha difusión comparativa de sus cualidades, de lo que significa producirlo, de su comercialización y del eterno debate que lo rodea sobre si es sano o no consumirlo.
Como proveniente de una familia involucrada en la actividad cafetalera en la región de Coatepec, consumidor desde mis primeros pasos, celebro gustoso y con admiración la proliferación de cafeterías en Xalapa; deseo que sigan invirtiendo e innovando en ese tipo de establecimientos. Su esfuerzo es notable, redunda en más consumidores. Es deseable que fijaran precios diferenciados a los más variados bolsillos, para ampliar la base de clientes y hacer de las cafeterías Xalapeñas lugares más democráticos.
Las únicas observaciones críticas a esas cafeterías que nos son tan familiares serían las que tienen que ver con algunas de sus tarifas, desproporcionadas en ciertos casos, sus lecturas del montón y su deficiente Wi-Fi. Sin regatear nada a su esfuerzo e inversión no estaría nada mal poner a disposición de la gente de bajos recursos algunos productos con precios razonables, disponer de periódicos y revistas serios y darse mejor cobertura de internet. Sus clientes se los van a agradecer y, con toda seguridad, se incrementaran considerablemente.
Recadito: @todossomosAyotzinapa