“Dios en la tierra”

El presente mes dedicado a conocer parte de la obra de José Revueltas, es para festejar el centenario de su nacimiento, pero también nos servirá para celebrar los setenta años de la publicación de su primer libro de cuentos titulado: “Dios en la tierra” primera edición 1944.
La grandeza de un escritor no siempre está en escribir historias extraordinarias, sino en narrar lo cotidiano que es donde se encuentra lo vivido, sufrido y gozado, las victorias y derrotas, felicidad y angustia, amores y desamores, errores que siempre se pagan y aciertos que en muchas ocasiones no son recompensados. Este es el estilo que caracteriza a la literatura de José Revueltas, hace de lo ordinario algo extraordinario con el único propósito de que la vida sea vivida y vivible.
“Dios en la tierra” se integra con los siguientes cuentos: “ Dios en la tierra, El corazón verde, La conjetura, Barra de Navidad, El quebranto, Una mujer en la tierra, Preferencias, La venadita, El hijo tonto, La soledad, El abismo, Verde es el color de la esperanza, La acusación, El Dios vivo, La caída, ¿Cuánta será la oscuridad?.”
En esta colección de cuentos la temática es abundante y variada, Dios, vida, amor, muerte, soledad, pasado, presente, sociedad, ideologías, costumbres, familia, fanatismos, etc. e incluso en algunos cuentos como “El quebranto y la Conjetura” encuentras parte de la autobiografía del autor.
Es conocido que Revueltas no creía en un Dios redentor, para él, “Dios es una entidad social e histórica, y como tal entidad social e histórica, y además ideológica, expresada en la religión, no puede prescindirse de ella. Rige social e históricamente las relaciones entre los hombres y, por lo tanto, no puede prescindirse de esta entidad, bien se crea en ella o no se crea.”
La visión que tuvo Revueltas apoyado en la lectura de Feuerbach sobre ese Dios creado por el hombre que rige, organiza, que castiga más de lo que perdona, pero sobre todo fanatiza, fue determinante para escribir el cuento “Dios en la tierra.” Por eso el cuento inicia expresando el fanatismo que es sinónimo de intolerancia, odio y finalmente muerte. “La población estaba cerrada con odio y con piedras. Cerrada completamente como si sobre sus puertas y ventanas se hubieran colocado lápidas enormes, sin dimensión de tan profundas, de tan gruesas, de tan de Dios. Toda la locura y la terquedad del mundo en nombre de Dios. Dios de los ejércitos; Dios de los dientes apretados; Dios fuerte y terrible, hostil y sordo.”
Dios en la tierra era el Dios de los cristeros, que se mataban contra los federales en la conocida y trágica guerra cristera vivida en México. Independientemente si Revueltas creía o no en Dios, es innegable que la crítica fue contra ese fanatismo cruel, bárbaro, injustificable, donde no se salva ni uno, porque todos defendían a su Dios, a su verdadero Dios llamado “ intolerancia”.
Unirse para luchar, pero, ¿Por qué luchar? ¿Luchar por la fe es mejor que por la vida terrenal? En “El corazón verde” parte de la temática consiste en el cierre de la fundición, una industria de obreros que dejaría desempleados y en la calle a mucho de los trabajadores, por eso había: “Que oponerse con toda el alma a que la fundición cerrara; levantar olas de obreros; aglomerar cosas, vientos y manos, pechos y consignas.” Sin embargo, la discusión y preocupación central del pescador y Molotov quienes eran dos activistas que organizaban la propaganda para impedir el cierre de la fundición, era Chole, una mujer que en ese momento era de los dos. “¿Quieres decir que… te acostaste con ella? Si, -¡Es una puta!- dijo a su pesar.” La moral era tan grande y poderosa que el tema de la fundición se convertía en un problema pequeño en comparación con las puterias de Chole.
Si en “El corazón verde” Chole -¡Es una puta! ¿Cómo debería llamársele a los que se acuestan con ella? Por eso en el cuento “Una mujer en la tierra”, Revueltas nos cuenta: “Esa noche la calle estaba oscura. Tan oscura como los hombres. No hubo grandes dificultades, pues abundaban los noctámbulos, los sensuales. Ellos caminan atentos y seguros en medio de la noche porque ella les pertenece. ¡Fue todo aquello tan triste, tan marchito! Bajo las cobijas sudorosas sentía el cuerpo suciamente cálido del hombre, su respirar profundo, pegajoso, de borracho harto. Una relación viva, lacerante, se establecía entre aquel hombre y el billete colocado por él en la mesa de la noche, para que de ahí lo tomase ella, sin despertarlo.”
Mi estimado lector, todos los cuentos son magistrales, la lectura podría parecer pesimista y lo es. Revueltas a través de su literatura solo está describiendo la realidad, la vida cotidiana, y pareciera que en éste mundo endiosado todo está al revés, porque crecemos aprendiendo: “amaras a tu prójimo… ¿Y por qué no despreciarás a tu prójimo como a ti mismo? Pues nunca amaste, antes bien despreciaste en todas tus acciones: cuando luchabas por la riqueza o la gloria o cuando creíste trabajar por sus semejantes. Y el hombre no oye esta voz sino hasta un segundo antes, cuando ya es imposible volver atrás y comenzar de nuevo.”
Jean Paul Sartre decía que las palabras son disparos. Estos disparos de José Revueltas no matan, pero sirven para despertarnos de ese letargo en que vivimos y aprender que escribir lo cotidiano es la mejor manera de comprender lo más profundo de lo humano.
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