Una de tantas situaciones que tendrán que resolver en forma muy transparente y por tanto también muy real, todos los partidos políticos que cuentan con registro ante el flamante el Instituto Nacional de Elecciones (INE), para poder contender en forma adecuada en el proceso electoral que ya está en proceso, es sin lugar a dudas, demostrar el origen, la conducta que han tenido durante sus actividades en general, todos aquellos que pretendan ser precandidatos y posteriormente candidatos a cargos de elección popular.
Situación que lamentablemente ha sido provocada, por los lastimosos ejemplos que tenemos y hemos tenido que soportar, todos los mexicanos, de parte principalmente de aspirantes y desgraciadamente después, de alcaldes, legisladores locales y federales (diputados y senadores), y hasta gobernadores, que principalmente han salido de las filas del actualmente desprestigiado Partido de la Revolución Democrática.
Bástenos citar como ejemplos a no seguir, al actual senador de la República (PT) Ricardo Monreal, pues cuando fue gobernador por parte del PRD, en su rancho las autoridades federales encontraron 40 toneladas de marihuana, a lo que solamente explicó, que no tenía idea de cómo habían llegado ahí. Situación a la que no se le dio seguimiento y publicidad, seguramente por el fuero del que gozaba en ese momento. Pero que lo ubica como personaje de no muy buenos antecedentes y menos amistades y negocios, debido a que hace unos meses iba a ser “víctima” de un atentado, él y su hermano, en la ciudad de México, pero que los elementos de seguridad del lugar en donde estaba evitaron. Lo que indica que además de su actividad de senador, se desempeña en otros círculos laborales, no muy recomendables. Otro ex gobernador también salido de las filas del PRD, es el señor Godoy, también ex dirigente a nivel nacional de ese partido, que al término de su periodo de gobierno dejó al Estado de Michoacán en manos de los llamados Caballeros Templarios. Problemón que a la fecha el gobierno federal no ha podido solucionar adecuadamente. También podemos recordar el caso de aquel diputado federal también del PRD y por el Estado de Michoacán, que sus compañeros de partido tuvieron que meter dentro de una cajuela de un automóvil, para que pudiera protestar como legislador y así con fuero, no se le pudiera detener, después de que se demostró que su campaña había sido financiada por la delincuencia organizada. Y aun así, la bancada perredista le dio su apoyo incondicionalmente, lo que solamente es una muestra de lo que significa ser un delincuente para los perredistas. Y que lo único que les interesa es el poder por el poder y no la función noble que es el servicio público. Y así hay otros más.
Pero la gota que derramó el vaso, fue lo sucedido en pasado 26 de septiembre en la población de Iguala, Guerrero. En donde también un alcalde del PRD, José Luis Abarca, según ha trascendido por las investigaciones, dio la orden de desaparecer a 43 estudiantes normalistas de la Escuela Normal de Ayotzinapa, para que no interrumpieran el informe de su esposa, precandidata del PRD a la Presidencia Municipal de esa población.
Como se ha dado a conocer la acción se pudo llevar a cabo, debido a la cercana relación del Alcalde y su esposa con uno de los grupos delincuenciales de la región, que trabajaban conjuntamente con la Policía Municipal de lugar, quien sin causa alguna detuvo a los estudiantes y por órdenes del alcalde los entregaron a los sicarios que los desaparecieron.
Todo lo citado es del conocimiento público ya en este momento, pero es una muestra de que este partido no llevó a cabo una investigación a fondo de quienes eran sus aspirantes a precandidatos y después candidatos, o puede ser, que teniendo conocimiento de quienes eran, no le importó y con la sola posibilidad de ganar que estos personajes representaban, los avaló para las contiendas electorales en que participaron.
Pero haya sido lo que haya sido, lo lamentable es todo lo sucedido y que quien paga las consecuencias de estos errores o puede ser que no tan errores, es la sociedad civil. Nosotros, los mexicanos, que no tenemos culpa alguna de las corruptelas en que cayó algún sector del PRD y también seguramente los otros partidos políticos que hay en el país, pero que a la fecha no se ha conocido nada al respecto.
Es por todo lo publicado que la sociedad mexicana para el proceso electoral que ya está llevándose a cabo, debe exigir a los diferentes partidos políticos que transparenten las personalidades de sus aspirantes a cargos de elección popular, no solamente dando a conocer publicaciones en donde aparezca su Curriculum vitae, sino que éste, pueda ser comprobado por cualquier persona y que esté avalado por alguna autoridad que goce de credibilidad -lo que sabemos es muy difícil de encontrar- o por un Consejo Ciudadano, formado para esta actividad y en el último de los casos, por algún notario público pero de los que sí tienen prestigio, y que lógicamente no son hijos de la fidelidad.
Por lo que corresponde a la responsabilidad sobre, quien es quien respecto de cada participante, esta es totalmente de cada partido político con relación de su candidato. Pues la nueva legislación electoral, con la que el Instituto Nacional Electoral está organizando y vigilando el proceso electoral 2014 – 2015, que es la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE), que entró en vigor el pasado 24 de mayo del año en curso, por lo que toca a los requisitos que solicita a los aspirantes, estos son desde el punto de vista legal y administrativo, pero no moral. Que es la parte que más debe de importar a los partidos y a los electores al momento de la jornada electoral. Para que no se repitan los hechos que estamos viviendo y lamentando.
Así que esta es ya la principal actividad de las diferentes fuerzas políticas que participarán en el actual proceso electoral, conocer realmente quienes son sus aspirantes, para lo cual, hasta el momento ninguna de ellas ha dado a conocer que hará al respecto. O será que no les importa lo que está pasando y como ha sido hasta ahora solamente se trata de apoyar a aquel que me garantiza ganar, sin importar quien sea o a qué se dedique. La respuesta la tienen los partidos políticos. Hasta el viernes.