Jorge Carvallo, el borracho.
Pero no crea el lector que sea el clásico funcionario ebrio de poder.
Al contrario, es demasiado prudente en el manejo de éste. Sabe irse con tiento y si le es posible, evita hablar más que lo suficiente para decir algo… no decir algo por hablar.
Carvallo, el borracho.
Tampoco porque sea dado a marearse en el puesto en que se encuentre, y ojo, porque puede que hayan sido pocos, pero hay que ver el tamaño.
Parte de la nueva camada de políticos del sexenio pasado, tratar a Carvallo era estar igual un tanto cerca del Gobernador, pero no porque Carvallo tuviera el mismo poder… era conducto del poder… aunque ya no le tocó serlo “en la plenitud del pinche poder”.
Coque, el borracho.
Y no porque le guste estar “Happy”… disfruta de estar alegre y además goza de excelente buen humor. Por eso suelta la carcajada cuando le cité la primera vez que era de “Lerma de Tejada” o igual, que si era de los “Rojos”, sólo que fueran del Toluca.
Jorge Carvallo, el borracho.
Dicen que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad… platicar con Jorge de nuestras vidas, de nuestros problemas, del matrimonio, incluso de las ilusiones que, algunas, se cristalizaron, y de otras que se cristalizaron tanto que acabaron por romperse, es llegar a un punto donde ambos parecemos borrachos de sinceridad.
Carvallo, el borracho.
Dicen que no hay borracho que coma lumbre… ¿Será por eso su silencio? ¿Por qué no responder a los embates, a los ataques, a las calumnias? Al final, la sangre duele, la carne duele, las palabras duelen, pero no por ello hay que infringir dolor también… me cuenta una o dos cosas que me resultan imposible escribir, hacerlas públicas, porque me las contó Jorge, y por eso me las callo.
Coque, el borracho.
Lo citan como potencial candidato a la diputación por los Tuxtlas… es uno de los temas que jamás se toca porque no es su tiempo, no es su momento. Habla con más entusiasmo de la Stevia, ese edulcorante natural que ha llevado a programa por aquella región. Habla de los pobres que hay en Veracruz. Habla de los programas de Sedesol. Y cuando habla así es que dejé de escuchar a Jorge Carvallo para escuchar al titular de Sedesol… y entonces me siento como cantinero… escuchando al borracho.
¿Será por eso? es que ayer le tocó a Jorge Carvallo pasar de cantinero a borracho. Hasta hace poco, a él le tocó estar del otro lado del mostrador en ese Congreso donde cuestionaban, señalaban o se la llevaban suave.
Hoy, al titular de Sedesol le tocó ser señalado, cuestionado y habrá con algunos que se la llevó suave, porque en esta ocasión, en esta cantina política, a él le tocó ser el borracho.

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