Desde la más remota antigüedad, los filósofos, Platón entre ellos, disertaban que vivimos en un mundo de apariencias; en este sentido es muy conocida la narración platónica acerca del hombre en la cueva, sentado mirando hacia la pared, captando solo las sombras de cuanto ocurría afuera, fue su forma de subrayar que vivimos sujetos a apariencias debido a que no nos esforzamos por correr el velo que oculta la realidad. Tal ocurre en las diferentes facetas y actividades del hombre, en la política, por ejemplo, es de subrayada importancia allegarse información como mecanismo visor de la auténtica realidad, cuando hace ausencia es suplida por inferencias no por cierto carentes de importancia pero su margen de error es elevado.
El tema de hoy en Veracruz se refiere a la discutida iniciativa de Duarte de Ochoa para que haya un gobernador de dos años y una legislatura también bianual y así homologar las elecciones locales con las federales. La presentó al Congreso precisamente un día después de haber estado en Veracruz el presidente de la república, lo que sugiere que al menos lo consultó con Peña Nieto y que este dio su anuencia. De los pormenores saben los que allí estuvieron, incluso si se dijo a Peña Nieto que no habría problemas para su aprobación; y sin duda así será porque en el corporativo legislativo les alcanza para la mayoría calificada que se requiere, ocasiones hay en que levantar el dedo es bastante redituable.
En política es una constante el que mientras se carezca de información lo que circula es el rumor, en esa tesitura se produce la especulación sobre las motivaciones que pudieran estar detrás de la promoción legislativa en comento: realmente ¿estará en el ánimo del gobernador Duarte de Ochoa la idea de que haya un gobernador de dos años solo para homologar elecciones, sin que prevalezcan otras intenciones? ¿Es posible que predomine en el ánimo de un gobernador el prurito de satisfacer ambiciones de grupo, sobre los sagrados intereses de un pueblo sumido en la pobreza? Las respuestas serán según la perspectiva de quien enfoque el tema, en algunos tiene que ver con el grado de compromiso social que permite una opinión sin prejuicios o inclinaciones políticas, en otros, el grado de sumisión o de beneficios que pudieran obtenerse con esa medida.
No escapa a la observación de cualquier investigador el que los índices socioeconómicos que arroja el contexto veracruzano reflejan síntomas negativos, elementos agregados son los concernientes a la inseguridad pública, al decremento en el empleo, a la escasa o casi nula inversión pública; a la deuda pública que gravita onerosamente sobre el presupuesto del gobierno y por ende en la implementación de los programas sociales, la inestabilidad en el equipo de colaboradores del gobernador, los índices de pobreza que hasta ahora no menguan, la inconformidad social, la irritación social, la desigualdad social, etcétera, son factores que señalan una preocupante realidad provocada por años de nocivas inercias. A la fecha, la actual gestión de gobierno suma cuatro años de penosos aconteceres, dos años le restan para alcanzar el compromiso constitucional de seis, ¿aguantaría Veracruz adicionalmente dos años más de lo mismo?
Si bien el discurso oficial veracruzano es optimista, revela sin embargo un evidente desfase con la realidad, si este último aserto fuera erróneo, originado por una perspectiva parcializada, lo cierto es que coincide con la visión generalizada al interior de la población veracruzana, ¿cuál de las dos versiones pudiera ser la de las apariencias y cuál la de las realidades?
Al darse a conocer como un hecho la presentación de la iniciativa en comento, de inmediato hubo reacciones de connotados actores políticos veracruzanos, dos senadores, un legislador federal, dos legisladores locales, y un factótum de poder al interior del panismo estatal, expresaron de inmediato su desacuerdo con el planteamiento de un gobierno de dos años: Miguel Ángel Yunes Linares expresó que la iniciativa “no busca el bien de Veracruz”; Bueno Torio, la califica de “descabellada”. Sin descalificar sus expresiones, su calidad de opositores políticos abre un resquicio para señalarlas como interpretaciones parcializadas.
Sin embargo, desde las propias trincheras priistas, cuadros políticos de importancia han manifestado abiertamente su rechazo a la propuesta: Héctor Yunes Landa la tiene como “insensata”; José Yunes Zorrilla la considera “inoportuna”, “inconsecuente” y lesiva”; Ricardo Ahued afirma que es riesgosa social y económicamente para Veracruz, David Velasco dice que es inoportuna; y, por si hubiera duda del impacto negativo que causó al interior de la sociedad, el Obispo de la Diócesis de Veracruz, Luis Felipe Gallardo Martín del Campo expresó: “No me parece la propuesta de dos años de gubernatura… tal vez van a decir que no es la manera de decirlo, pero es una vacilada. No dice otra cosa que detrás hay intereses de partidos, de personas».
Claro, también hay quienes están por la afirmativa: Rogelio Franco, del PRD rojo la aprueba, igual Gonzalo Guízar, dirigente del partido Encuentro Social, casi nacido para desaparecer, pero asegura que hasta una semana es suficiente para gobernar (Sic), y una fracción del PAN presentó similar propuesta. Pero si de ficciones hablamos y requerimos elevar el debate para subrayar las bondades de la iniciativa duartista, el señor Sergio Rodríguez, ex “dirigente” de la entelequia perredista en el estado articula un “conceptuoso” discurso y suelta que Yunes Linares, Pepe Yunes y Héctor Yunes “Andan enojados, porque dos años no les alcanzan para recuperar lo que han gastado en precampañas”; sin duda, los lastres encontrados en el camino se atoran en el motor y dificultan la marcha. Pero, en todo caso, al margen de la basura, ¿por qué no se consulta a la ciudadanía veracruzana, que es la última instancia que decidirá la cuestión?
Aunque en política no todo lo que parece es, como en el béisbol es posible descifrar las señales, más aún cuando el manager tiene interés porque así sea. Ya se irán conociendo de manera paulatina las motivaciones de la propuesta para un gobierno bisiesto, y si acaso el gobierno federal tiró la consigna de acondicionar la plataforma para hacer diputado al almirante Mariano Francisco Saynez disolviendo trabas estatutarias y enfilarlo al gobierno de dos años. Con toda la especulación a cuestas ya falta menos para separar la apariencia de la realidad.
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