En la década de los sesentas tuve la oportunidad de conocer y trabajar, aquí en Xalapa, con varios jóvenes, cuya característica preparación e inteligencia eran innegables.
Recuerdo que acudían a una habitación sumamente modesta, ubicada en la calle de Pensamiento, que en ese tiempo era una rampa cerrada, pues en el fondo se levantaba un portón que impedía visitar con libertad el terreno naranjero en el cual, además, se cultivaba naranja china, limón, guayaba y jinicuiles. Por esa razón muchos amigos se brincaban el portón con el propósito de llenarse las bolsas de sus pantalones y las camisas con esos exquisitos productos para aprovecharlos y saciarse con su jugo, disfrutarlos y llevarlos a sus hogares, porque eran cuantiosos.
No puedo negar que algunos concurrentes, despiertos y cultos, iban a ese domicilio para preguntar sobre libros, contenidos, conocimientos y las investigaciones que se realizaban por las noches en esa morada pobre, pero rica en lecturas de obras científicas y literarias.
El día de ayer recibí el libro Funda Sobaquera del escritor de Acayucan, Orlando Guillén. Evoco las veces en las que este personaje iba a la colonia Salud, porque desde entonces le fascinaba profundizar en poesía, literatura y la cultura en general que le exigían en sus estudios; le agradaba también inspirarse y trabajar para sorprender a sus amigos, no tan sólo con su erudición, sino con talento a través de los poemas que se atrevía a crear dentro de su mundo imaginario.
Uno de sus primeros libros me lo obsequió y lo empecé a leer para conocer su forma de concebir la vida; en mi memoria todavía se encuentran las palabras del escritor plasmadas hace varios años que, con su puño y letra, manifestó: “dedico estas líneas a un ser humano”.
Meses atrás Orlando visitó Teocelo, donde me entregó otra de sus obras que todavía conservo. Hace cuatro días, de Ediciones Le Prosa de Barcelona, España, el autor tuvo la bondad de hacerme llegar su nuevo libro en el cual apreciamos su literatura que ahora expresa:
“Por la escalera
Febril y tenaz de mis dedos
Ayudándome
Con la lengua
Rasposa
Ondulante
Y resbalosa
Como serpiente
De alas cortas.
Entro por la abertura natural
Extensible
Hecha de barro y beso
Y me sigo y me sigo
Y me sigo
Tentaleando
Y lamoteando
Melodías de Falopio
Suaves linfas
Como ninfas
Que sacuden
Cabeza
Y pelo
Y hombros”.
Resulta interesante reflexionar sobre el concepto de la “Desnuda” en el capítulo la “Torcaza de la Nada”, porque el lado bueno se dedica a imaginar, consolidar y darle sentido a un nuevo lenguaje que desea transmitir delicadeza a hombres y mujeres para favorecerlos en sus apreciaciones íntimas.
El año 2015 se iniciará poéticamente con la noble presencia de Orlando Guillén, quien hará un viaje especial desde Barcelona para encontrar a sus admiradores en esta entidad y deseo informar que su primera charla en Xalapa, seguramente será en un auditorio digno para que su nueva obra tenga repercusión amplia y se someta al conocimiento de sus coterráneos.
En lo personal admiro a Orlando porque es un hombre que se ha destacado por sí mismo en Europa, y creo que quienes lo conocemos desde joven en esta ciudad capital y barrios humildes, sepamos ponderar la importancia de escritor tan esplendido que vendrá el 31 de enero del 2015.
La poesía, ahora y siempre, será deleite e inspiración para las generaciones interminables de sus paisanos. En consecuencia, es de desear que las obras poéticas de Orlando Guillén, sean disfrutadas por veracruzanos, nacionales, y ahora por el mundo europeo, porque encierran lecciones que serán accesibles en el transcurso de la existencia.
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