Por Ramón Durón Ruiz

Para concluir el 2014 que mejor que la siguiente reflexión: “Jamás olvides que tu vida es más grande que tus miedos; que tus fuerzas son mayores que tus dudas; que aunque tu mente este confundida, tu corazón siempre sabrá la respuesta. Con el tiempo, lo que HOY es difícil; mañana será un tesoro. Lucha por lo que te llena el alma y ten la virtud de saber esperar, porque todo lo que tiene que ser… ¡SERÁ!”
Sé que el 2015 será espectacular, para usted y para mi querido lector. HOY que concluye un año más de vida, la palabra que resume mejor, lo que el año que se va trajo a nuestra vida es: ¡Gracias!
Es vital para nuestra armonía y prosperidad saber dar las gracias, la palabra es corta, pero poderosa. La vida me ha enseñado que las palabras cortas son metafiscamente poderosas: DIOS, AMOR, FE, PERDÓN, AMÉN, ESPERANZA… ¡GRACIAS!
¡Gracias Padre! por enseñarme, que cuando la palabra gracias brota desde el fondo del alma con veneración y respeto, se vuelve tan eficaz como poderosa, cubriendo con un resplandor Divino nuestra vida, ayudandonos a dejar de concentrarnos en el dolor y a fijar la atención en que vivimos al límite de los milagros.
Dar gracias por las lecciones que el 2014 trajo, trae sanidad, gozo, armonía, felicidad; nos ayuda a experimentar la vida a plenitud y a escuchar la sabiduría que anida en la Divinidad Interior.
¡Gracias Señor!, por un año en el que fortaleciste mis vínculos de amor contigo, de hermandad con mi familia y de amistad con mis seres queridos.
¡Gracias!, por enseñarme que la verdadera hermandad no requiere lazos de sangre… sino vinculos del corazón.
¡Gracias!, porque me ayudaste a ser mejor como ser humano, por ayudarme a liberarme de rencores y resentimientos, que cancelaban mi diálogo interior y que sólo impeden que mis alas tomen vuelo.
¡Gracias!, por enseñarme a orar, que es la mejor manera de encontrar tu luz, de alinear mi mente, mi cuerpo y mi alma con el universo.
¡Gracias!, porque con tu presencia me ayudaste a vencer los miedos y superar los temores guiándome a encontrar el oficio de mi vida y trabajar porque las personas que vinieron a mi, se fueron mejor que como llegaron.
¡Gracias!, por ayudarme a darle tiempo al tiempo para aprender a ser yo mismo y respetando mi unicidad ayudar a que el rompecabezas de la vida se acomode para ser feliz.
¡Gracias!, por ayudarme a disfrutar mi tarea, por enseñarme a ser propositivo y no permitir que los problemas me agobien.
¡Gracias!, por enseñarme cada mañana a renunciar a las privaciones, a la enfermedad y a decretar que a partir de HOY vivo en la abundancia y en la salud, porque “para ser feliz, sólo basta renacer cada mañana sintiendo el profundo deseo de vivir”.
¡Gracias!, porque HOY que finaliza el año, me diste 365 días de hambre de ti, 365 días de paz, de amor, de oportunidades para servir, para ser mejor, enmendando los errores de ayer, de aprender a dar con humildad, a perdonar con amor, gracias por llenar mi corazón de optimismo y entusiasmo.
¡Gracias DIOS! porque como buen Padre me has dado el milagro del techo y del pan nuestro de cada día.
¡Gracias!, porque tengo una misión muy clara, ser feliz y hacer feliz a quienes me hacen el favor de leerme.
¡Gracias Padre!, por enseñarme a vivir el milagro de la vida en el presente, el ayer quedo atrás, el mañana llegará después, lo mejor que tengo es el HOY y lo habré de vivir con la intensidad del amor y para “no tomarme la vida demasiado en serio, después de todo me doy cuenta que nadie sale vivo de ella”
¡Gracias Padre!, por enseñarme a perdonar, que es la mejor manera de reconciliarme conmigo mismo, aprendiendo a gozar cada minuto, cada instante como si fuese el último y al caer el alba con un profundo recogimiento espiritual darte las gracias por un año más de vida.
¡Gracias!, por enseñarme a amar y respetar a mis dos eternos compañeros: mi cuerpo y mi alma, por educarme que cada día de este 2014 ha sido un regalo Divino, una oportunidad para no quejarme de ningún mal, sino una oportunidad para glorificarte por mis dones y mis bienes.
¡Gracias! te doy Padre, porque HOY que finaliza el año has conducido mi barca a puerto seguro, trayendo con tu presencia: salud, paz y alegría a mí vida… por las miles de bendiciones que has derramado con tu presencia: ¡Gracia Padre! porque en éste 2015 me das la oportunidad de volver empezar.
¡Gracias Padre!, por enseñar al campesino “de allá mesmo” a volar con dos alas: el Amor, que es el soplo Divino que tranquiliza mi ser y el Humor, que es el nectar que alimenta mi vida.
A propósito el viejo Filósofo haciendo suyo el humor del mexicano dice:
“Este fin de año no sabía que ponerme… ¡Y ME PUSE FELIZ!”
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