Por Ramón Durón Ruíz

En su amplia historia de filósofo y escritor Antony de Mello cuenta: “Un ex-convicto de un campo de concentración nazi, fue a visitar a un amigo que había compartido con él, tan penosa experiencia.
–– ¿Has olvidado ya a los nazis? –le preguntó a su amigo.
–– ¡Sí! –dijo éste.
–– ¡Pues yo no!, aún sigo odiándolos con toda mi alma.
–– Entonces –dijo su amigo apaciblemente– aún siguen teniéndote prisionero”
La moraleja es extraordinaria, que nada, ni nadie controle tu vida y sea capaz de mantenerte prisonero en el pasado, el 2015 es un regalo Divino, para que hagas de tu vida una obra maestra.
Este viejo Filósofo te invita, a que inicies el año con un propósito claro, mentalízalo, verbalízalo, créetelo, la metáfora es sencilla: “Si lo puedes creer… lo puedes crear”.
Qué vital es iniciar el año con una visualización positiva de tu futuro, recuerda que “el que sabe a donde va, tiene la mitad del camino recorrido”. Tres momentos cumbres ha vivido la humanidad:
“1.- Cuando Galileo descubrió que nuestro sistema no es geocéntrico, sino heliocéntrico;
2.- Cuando Darwin descubrió que no somos la corona de la creación; y
3.- Cuando Freud descubrió que somos lo que pensamos”
HOY que el año despunta, haz de tu mente tu mejor amiga, deja de vivir en problemas inexistentes, de tender puentes imaginarios de tristeza que nunca cruzarás, de navegar en el mar insondable de los futuros dolores, recuerda que “A las preocupaciones se les conoce como la enfermedad de la imaginación”
¡Ah! y no olvides dejar a un lado la vieja adicción de hablar de adversidades, sinsabores y problemas, mejor habla de tu felicidad, de tu salud, de la alegría y de los éxitos que vienen.
Disfruta el enorme privilegio de vivir un año más, ensimismate en el placer de tener planes, de gozar tus sueños, que espectáculo más hermoso deseas que el advenimiento de un año nuevo para ti; desarrolla tu sentido del gozo.
Ante tu alma se presenta un panorama, que a otros se les negó, el de gozar el milagro de un año nuevo, séparte de él, tú con el ánimo hasta el Cielo, siempre corazón arriba, ama tu vida con pasión, disfruta el camino, que te inspire la sabiduría de los viejos, el amor de los jovenes y la sana alegría de los niños.
Recuerda la lección del carro, “trae un espejo retrovisor pequeño pá mirar pa’ atrás y un vidrio grande pa’ ver pa’l frente”, la lección es muy sencilla, “pa’ atrás ni pa’ agarrar vuelo”, el vidrio grande del frente, simboliza que “la vida no es lo que viene… no lo que fue”.
Cada día de tu vida es diferente, pero todos son inmensamente bellos, que no te amilanen los densos nubarrones, todo pasará, recuerda que tarde o temprano las piezas del rompecabezas de la vida se acomodan, porque nada es para siempre, ni lo bueno, ni lo malo.
Al iniciar el año, lucha por “conquistar el más grande de tus amores: el amor propio” te llevará a disfrutar el viaje por esta terrenalidad y a gozar el placer de vivir el AQUÍ y el AHORA.
No olvides amar, porque “Lo blando es más fuerte que lo duro; el agua es más fuerte que la roca; el amor es más fuerte que la violencia”1 y ten la generosidad de hacer parte de ti al sentido del humor, serás luz que ilumina, cambiarás positivamente la perspectiva de participar en la fiesta de la vida.
Resulta que un periodista llega a la casa del campesino de Güémez, como lo marca la anfitrionía, éste lo invita a sentarse y a degustar el rico recalentado de fin de año. El periodista presto saca su grabadora y le dice:
–– ¿Qué simboliza la Rosca de Reyes?
–– Todos sabemos –dice el campesino de Güémez– que los Reyes Magos llegaron con Jesús, llevando dones y bienes, el 5 de enero por la noche llegan portando regalos para los niños y al día siguiente la Rosca de Reyes, que es circular, simboliza que el amor del Padre, no tiene principio, ni fin; la Rosca es protagonista en la cena el 6 de enero, enseñándonos con su inigualable sabor, la bendicion de tener en nuestra mesa los sagrados alimentos.
–– Pero Filósofo –inquiere el periodista– ¿Por qué en el interior de la rosca se esconden monitos varones y no hembras?
–– Po’s muy sencillo, porque el monito varón… ¡TRAE MÁS!
1 Hermann Hesse
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