La costumbre de cada fin de año es desear lo mejor que le pueda pasar en un año a las personas que conocemos y/o son nuestros amigos en cualquier ámbito de la vida; sin embargo, en el actual contexto mexicano que es diferente al de muchos años, por más que la mayoría de las y los mexicanos trabajen, la situación no cambia para millones de compatriotas, y eso es lo que ha hecho que los humores sociales se manifiestan a través de la violencia regionalizada y cada vez más extendida por el país.
La nueva crisis moral que vive México aleja de la calidad de vida, y quizá es como una larga, muy larga noche donde la luz se desconoce, por lo que la esperanza es un bien escaso, aquella no puede recaer en un “salvador” o en un “hombre fuerte” o un “conductor o guía de la vida pública”, porque actualmente las y los mexicanos nos tenemos que encargar de nuestro destino, ya que no hay políticos, ni partidos políticos ni gobiernos municipales, estatales ni federal que puedan enfrentar la actual crisis sistémica provocada por ellos mismos.
Por ejemplo hace 100 años en el país un grupo de jóvenes estudiantes de la Escuela de Jurisprudencia y su maestro fundaron la “Sociedad de Conferencias y Conciertos”, aquella idea nació con Alberto Vázquez del Mercado y Antonio Castro Leal, quienes invitaron a Manuel Gómez Morín, Vicente Lombardo Toledano, Teófilo Olea y Leyva, Jesús Moreno Vaca y al maestro Antonio Caso; dentro de las primeras conferencias se cuentan las siguientes: “¿qué es el socialismo?”; “El concepto de justicia”; “Las instituciones democráticas modernas”.
Continuando con la narrativa anterior, aquellos fueron motejados por sus compañeros como “Los Siete Sabios de México” (como siempre cuando en este país se hace la diferencia cualitativa en la vida pública aparecen este tipo de mofas); empero, después se ganaron el respeto. Quien los bautizó como la “Generación de 1915” fue Manuel Gómez Morín en 1925 cuando escribió un ensayo que llevó por título “1915 y otros ensayos”; por ejemplo para Enrique Krauze aquellos siete personajes fueron la herencia de José Vasconcelos, que pretendieron “instaurar en México el buen poder, la obra de beneficio colectivo, imponiendo a la realidad cruda y bronca de la Revolución, lo sublime y ordenada de la ética absoluta y la técnica”.
Personajes que le dieron vida al México con aspiraciones modernas en el siglo XX, por ejemplo recordar a Don Manuel Gómez Morín como el rector que le dio autonomía a la UNAM, el constructor del sistema bancario moderno (banco de México, Banco de Crédito Agrícola, etc.) y el fundador del Partido Acción Nacional; por otra parte, estaba Don Vicente Lombardo Toledano, Diputado Federal, Gobernador de Puebla y el fundador el extinto Partido Popular; o los Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, como lo fueron Alberto Vázquez del Mercado y Teófilo Olea y Leyva; y el maestro Antonio Caso, filósofo y literato. Su forma de pensar lo reflejaron en la acción, basta recordar que el 4 de octubre de 1917 cuando le solicitaron al Congreso de la Unión la autonomía de la Universidad, petición que fue rechazada por los congresistas de aquella época.
Era importante regresar 100 años atrás para recordar el ímpetu de aquella juventud que moldeó la vida pública de México; por eso hoy la “Generación de 1997” es la que está siendo la protagonista de un cambio cultural, y me refiero al ejemplo que nos están dando los jóvenes preparatorianos de la “Oficial B”, “Colegio Preparatorio”, “Constitución de 1917” y “Artículo Tercero”; además de los futuros maestros de la “Benemérita Escuela Normal Veracruzana”, no sólo por su solidaridad hacia los 43 estudiantes de Ayotzinapa, sino la enseñanza de ética política que nos mostraron hace algunos meses.
Regreso con la idea de la “Generación de 1997”, porque cuando ellos nacieron, fue el triunfo del Ing. Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como el primer Jefe de Gobierno en el DF; o la pérdida de la mayoría del PRI en la Cámara de Diputados; en fin son la generación de la incipiente democracia mexicana moderna; al parecer ahora les tocará a ellos enderezar una transición política fallida y equivoca que se ejecutó con la llamada “alternancia de 2000 a 2012”. Indudablemente, el cambio político, que es cultural y generacional lo darán dos actores: los jóvenes y las mujeres.
Finalmente, este 2015 que empieza sombrío puede enderezarse a mitad del año, en caso de que los jóvenes sean los que defiendan su propio futuro involucrándose en un proceso de limpia política cambiando a la casta que nos gobierna por una nueva generación de actores políticos que sean puente entre lo viejo que no acaba de morir y lo nuevo que no acaba de nacer; en fin, es la responsabilidad de la “Generación de 1997” si el país empeora o encuentra salidas.