A menudo comento que no creo ni en mi propia sombra, pero, la verdad, es que no es del todo cierto. En algo hay que creer y, sobre todo, creer en uno mismo, si no pos sencillamente ya valimos, más en este mundo actual, cruento y traicionero y… Bueno, le bajo de volumen a mi lloriqueo y lamentaciones. Mejor actuar y salir a jugar. Porque tan malo es no creer a nadie como creer a todos, dijera Publio Siro.
Lo escribió Mariano José de Larra: “El corazón del hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer”. ¡Gulp! Viene a cuento lo anterior porque hace unos días me entero que la Federación invertirá cerca de 6 mil millones de pesos en Veracruz, para “beneficiar a miles de familias con programas y proyectos”. Tiene rato que mi credulidad hacia estas cuestiones no funciona. ¿Hasta dónde será cierto y eficaz? La pobreza y desigualdades siguen a la alza. Muchos mexicanitos andan con los bolsillos rotos. Mientras, el país sigue progresando, hacia el futuro promisorio. Ajá, mi nieve de vainilla, por favor.
Donde quiera se cuecen habas. Fíjense nomás. Que el hijito de César del Ángel Fuentes, el diputado Marco Antonio del Ángel Arroyo, propuso la Iniciativa con Proyecto de Decreto por el que se Prohíbe la Práctica del Culto a la Personalidad. A la que se sumaron algunos diputados de diferentes partidos. Incluso le aplaudieron cuando expresó: “Son ampliamente conocidos los casos en redes sociales, videos, fotos y demás, donde Jorge Carvallo aparece en comunidades pertenecientes al distrito electoral de San Andrés, regalando plantas, inflando globos, inaugurando eventos y presentando programas sociales. ¡Ojo! No a nombre del Ejecutivo, a su nombre propio. La política social no debe estar vinculada con el mundo electoral, ya no manchemos las instituciones, por favor”. ¿A quién creerle? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. O como comentaba Groucho Marx, sarcásticamente: “¿A quién va usted a creer, a mí o a sus propios ojos?”

Los días y los temas

Empoderamiento de las mujeres. Muy querida en su tierra, la diputada Octavia Ortega Arteaga es una persona capaz, honesta, trabajadora y profesional. No dudamos que hará un excelente papel al frente de la presidencia de la Mesa Directiva de la LXIII Legislatura del Congreso de Veracruz. En su facebook escribió: “Me siento orgullosa de ser panuquense, así como la primer mujer de este municipio que tiene el alto honor de ser Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, pondré todo mi esfuerzo, empeño y dedicación, por continuar haciendo bien las cosas, para beneficio de todos los veracruzanos (…), vamos a hacer nuestra parte de la mejor manera, como siempre un agradecimiento especial a mi Maestro Juan Nicolás Callejas Arroyo, un hombre leal y sincero en su amistad, a todos mis compañeros Diputados por su confianza les doy las gracias…”
Ver para creer.

De cinismo y anexas

Tembló hace días en Veracruz, con epicentro en Jáltipan. ¡Ahí viene Miyuli!
Unas líneas del libro Capitán Nemo, de Hugo Hiriart: “Como todo el mundo, nos disgusta la política, no nos gustan los partidos y aún menos los políticos. Éstos nos indignan: suelen ser mentirosos, altaneros, incapaces, falsos, venales, codiciosos…” Continuará…
Por lo pronto, ahí se ven.