Muy buen día, apreciado lector:

Más que sorprender, debe causar admiración la sutileza con la que el gobernador Javier Duarte de Ochoa ha manejado hasta el momento la inconformidad política que surgió a raíz de su propuesta de una gubernatura de dos años.

Tal discrepancia no es solo de los senadores Héctor Yunes Landa y José Yunes Zorrilla, sino de un amplio sector de su propio partido, como se pudo observar el sábado al mediodía durante la reunión de Alianza Generacional en el puerto jarocho.

Buen cuidado ha tenido el joven mandatario de no entrarle a los dimes y diretes y con ello da una muestra más de la madurez política que ha alcanzado pese a su juventud y a inicialmente estar considerado como un “tecnócrata”, palabra por cierto que hasta hace algunos años era usual en el sistema político mexicano.

Es obvio que el alboroto anticipado de “la bufalada” surgió debido a la creencia de que la propuesta viene de un pasado del que se le creía liberado y que tuvo que anunciar en su tercer informe, cuando sorprendió gratamente al aclarar que no representaba a un gobierno populista y que rompía “con inercias, demagogias y simulaciones”.

Un pasado al estilo de los tiempos del Echeverriato que, es entendible, pareciera que pretende no tan solo no desaparecer como ya pasó con el “hernandezochoísmo” o el “alemanismo” sino incluso prolongar por mucho tiempo su predominio, que es ahora rechazado por una aspiración legítima de dos correligionarios de partido y varios de otras corrientes, lo cual es natural en toda democracia.

Quienes conocen de cerca la historia no pueden olvidar que Duarte tenía el empeño de la gubernatura para más adelante, hacia un plazo mayor, pero el destino, su capacidad, su carisma y su suerte le adelantaron el proyecto.

OTRA CANDENTE SUCESIÓN

Incluso cinco años atrás, estando en su despacho de la Secretaría de Finanzas y en los prolegómenos de la definición de la candidatura para la sucesión de Fidel Herrera, Javier Duarte solía señalar que no se veía en la silla princlpal del Palacio de Gobierno.

De todos es sabido lo que siguió después, cuando el entonces diputado Héctor Yunes Landa alentado por el propio mandatario cuenqueño le disputó la candidatura, fue bloqueado claramente en el CDE del PRI y a pesar de ello se disciplinó con su partido y apoyó con todo el triunfo de Duarte, que no fue fácil.

Ahora la sucesión del gobernador en turno en sus capítulos previos, es decir, mucho antes de lo que se esperaba, se está poniendo más candente entre los priístas, a raíz de la decisión de que la siguiente gubernatura solo sea de dos años.

Esto, como era de esperarse ha prendido la mecha; la cuerda encendida en el tiempo ahí va corriendo y no se sabe exactamente cómo va a estallar…

Falta mucho pero los actores han mostrado su juego con toda anticipación; de un lado los “tapados” destapados Erick, Silva, acaso Buganza ya se mueven con toda libertad en la arena; y del otro, Héctor y Pepe refuerzan su alianza y acaso primero tendrán que apoyar a que los destapados no pierdan sus respectivas contiendas por la diputación federal y luego someter a decisión popular quién le entra primero.

En otro serio frente no hay que olvidar a Miguel Angel Yunes Linares y a sus hijos, más los aspirantes que se acumulen de forma independiente.

El tiempo, “el Gran Elector” y los electores ciudadanos pondrán las cosas en su lugar.

Mientras tanto, que tenga el lector un día de grata convivencia y de trabajo positivo.

gustavocadenamathey@nullhotmail.com