Por Ramón Durón Ruíz
HOY parafraseo una idea: “Al viejo Filósofo le gustaría vivir muchos años, para ver como el ser humano comete los mismos errores, las mismas ‘endejadas de siempre”: andar aprisa y de malas, creerse eterno, posponer su felicidad, regatearse sus méritos, no ser agradecido, tampoco creer en sí mismo… olvidar disfrutar el milagro de la vida.
“Un hombre le pidió a DIOS:
–– ¡Señor! dame todo, para disfrutar la vida.
DIOS le respondió:
–– Te he dado vida… ¡Para disfrutarlo todo!”1
Este campesino de Güémez se pregunta: ¿Cuándo será el momento preciso en el que el ser humano deje de sacrificarse por el mañana y se DÉ PERMISO de gozar y disfrutar plenamente el HOY?
Los “viejos”, síntesis del ingenio y la riqueza que la cultura popular que nuestra Tierra posee, en una rica combinación fonética de sabiduría y palabras, con sus hermosas huellas verbales, que llenan el camino de sentido, dan muchas lecciones, una de ellas es reconocer lo finito de la carnalidad, por ello encontrar la línea delgada, que distingue lo intrascendente de lo sublime.
El viejo Filósofo, en una plática amorosa conmigo mismo, en un dialogo fecundo entre mi materia y mi alma, reivindica el poder terapéutico, sanador, mágico y milagroso del amor y del humor, ambos me dan muchos motivos para reconocer que la vida es corta, y en éste breve viaje, me doy tiempo y espacio para regocijarme y agradecer al Padre el milagro del nuevo amanecer.
Hay en mi Tierra una pléyade de personajes populares, mujeres y hombres, todos me cautivan por su singular manera de gozar la vida, dos de ellos son los pescadores y los cazadores, que viven la existencia sin medias tintas, con una fraterna camaradería y singular estilo de disfrutar la existencia.
En 1585 Giordano Bruno al describir como un mentiroso con fina galanura, tiene la fina sensibilidad de cautivar a los oyentes, dice: “Se non é vero é ben trovato.” Que significa, según dicen los que saben: “Si no es cierto… ¡está bien contado!”
Permítame contarle la siguiente anécdota, que en mis entrevistas con pescadores, en la que mi amigo Pedro Sors me ha ayudado, ellos generosamente me han contado: “En el municipio de Aldama, Tamaulipas, en el rancho del estimado ‘Pepe’ Fuentes, se hallaba reunido un grupo de amigos pescadores.
Se preparaban para descansar, pues el plan era salir muy temprano para gozar los inigualables amaneceres que la naturaleza nos regala, y llenar la hielera de róbalos.
Como eran viejos amigos y se conocían muy bien, sabían que uno de ellos, el querido Dr. Bolado, tenía por costumbre hacer uso constantemente de su vieja bacinica –que colocaba debajo de su catre– por la noche.
Y como en todo grupo de pescadores, siempre es muy fácil armar bromas, no faltó quien se las ingeniara para inventar una.
Aprovechando un descuido del Dr. Bolado, uno de los amigos empezó en voz baja a preguntar:
–– ¿Alguien trae sal de uvas “Picot” o un alka Seltzer?
–– ¿Pa’ qué ‘ingaos la quieres? ¿Te sientes mal o qué? –preguntó intrigado uno de los pescadores.
–– ¡Cállense ‘abrones! ustedes no digan nada… –respondió el resuelto bromista.
Alguien le dio lo que pedía; entonces sin hacer ruido tomó entre sus manos la bacinica, cuidadosamente la secó, le vació varios sobres de sal de uvas y la volvió a colocar en el mismo lugar el que estaba antes, debajo del catre.
Ya en la madrugada, a tientas para no hacer ruido, el Dr. Bolado tomando su “arma de salve sea la parte, desenfundó” para usar la dichosa bacinica. De pronto escuchó un potentísimo y espumeante: ¡Shhhhhhhtzzzzzzzzzzzzzzt!
El doctor por poco y tira al suelo la bacinica… ¡DEL CHINGADO SUSTO!
1 http://www.reflexionesparatiyparami.com/un-hombre-le-pidio-dios-dame-todo-para.html
filosofo2006@prodigy