Atrapa mis sentidos la habilidad excepcional con que gozaba la vida el abogado y poeta Don Francisco Liguori, genio sin parangón para seducir a la vida a través del oficio de la palabra y de la improvisación. Cuando había que reírse de sí mismo decía la siguiente décima, dedicada para la gente que se regocija en la solemnidad:
“El humor es buen vehículo
para crítica perenne,
casi todo lo solemne
resulta cursi o ridículo.
Por ejemplo, un buen artículo
lleno de solemnidad,
da impresión de vaciedad
y para mí es un misterio,
pero cuando escribo en serio…
sólo causo hilaridad”
Un personaje de mi tierra, –Personajes que son patrimonio del colectivo social– al que admiro por su enorme calidez humana, fue periodista y escritor, Don Fernando Heftye Flores, decía que se sorprendía con la vida, pues cuando escribía en serio, la gente tomaba en broma sus columnas y cuando escribía en broma… la gente las tomaba en serio, sería porque sabía que “el humor… es una obra de amor”
Don Fernando era un hombre de complexión robusta, medía 2.5 metros, pesaba 130 kilos, pues en ese cuerpo enorme, anidaba un alma llena de servicio al prójimo, con una alegría y un carisma sin par, era un hombre tocado por el Ángel de DIOS.
Hace muchos ayeres en Tamaulipas, después de una agotadora jornada electoral, que llevó al candidato a Gobernador Don Manuel A. Ravize, a recorrer palmo a palmo la geografía del Estado, fue declarado Gobernador electo. Las pesadas jornadas de la campaña, hicieron desfallecer a muchos, en el caso de Don Manuel, tuvo la necesidad de ser intervenido quirúrgicamente de una afección intestinal. Hasta el hospital donde se encontraba convaleciendo, desfilaron uno a uno sus amigos, alentándolo para que superara la enfermedad.
Cuando Don Fernando Heftye llegó, como siempre, amigablemente lo saludo y le dijo: –– ¡No la ‘ingue Don Manuel!, ahora que es usted Gobernador y que le pegamos al gordo en la política… ¡No se nos vaya a morir!
Don Fernando Heftye Flores, fue un hombre siempre cordial, brillante y alegre, gozaba de un sentido del humor que tenía a flor de piel. Durante toda su vida escribió en los principales Diarios y Revistas del Estado y del País. Autor de innumerables libros, que fueron bien aceptados en la sociedad mexicana.
Cuentan que en un informe, llegó Don Fernando Heftye, –que invariablemente era invitado especial desde el Gobierno del Dr. Treviño Zapata. En las afueras del recinto ve a un viejo periodista, fue a su encuentro y le dice: –– ¡Pinche viejo, voy a perder una apuesta! –agredió Heftye, en tono jocoso.
–– ¿Por qué me dices eso Fernando? –contestó el otro.
Heftye, dibujando esa su amplia y pícara sonrisa dice: –– Es que en el informe pasado te vi tan jodido, que aposte que a éste ya no vendrías. Y todavía andas aquí… ¡ocupando un gafete, ‘abrón!
El periodista Fernando Heftye Flores, era una persona que llamaba poderosamente la atención por su descomunal estatura, por la forma simpática en que veía la vida, por la agilidad que tenía para contestar gracejadas y para embromar a sus amigos, en esa forma de vivir, el escritor no se perdonaba ni el mismo.
En el cuarto Informe de Gobierno del Ing. Américo Villarreal Guerra, en el acceso al recinto, otro viejo periodista al verlo lo saluda con mucha alegría diciéndole: –– ¿Hola Fernando, cómo estás?
A lo que el aludido contesta con una jocosa simpleza: –– ¡Estoy, que ya es mucho decir!
Don Fernando Heftye sigue caminando al interior del recinto y le dice a su acompañante, otro periodista:
–– Como es pendejo ese que me saludo. Preguntarme que ¿cómo estoy?; ¡hasta parece que no ve que estoy todo jodido!
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