¿Se ha visto reflejado en los ojos de un niño o una niña que padece cáncer? Nuestro rostro cambia cuando vemos esa mirada, que pide explicaciones, y saber por qué tuvo cáncer y no puede ser como los demás.
En realidad es una experiencia de vida muy dura y compleja, pero es una de las muchas realidades de nuestra época. El cáncer infantil y en jóvenes aumenta en el mundo, y no en todas partes existen las condiciones adecuadas o básicas para atender a esta población.
En Veracruz tenemos cinco hospitales acreditados que brindan atención integral a menores que padecen esta enfermedad: el Centro Estatal de Cancerología (Cecan), y los hospitales regionales de Poza Rica, de Alta Especialidad de Veracruz, el de Río Blanco y el de Coatzacoalcos.
Sin embargo, es insuficiente. De ahí la importancia del Punto de Acuerdo solicitado por la diputada presidenta de la Comisión Permanente de Salud y Asistencia de la LXIII Legislatura del Estado, Gladys Merlín Castro, para que se refuercen los programas destinados al diagnóstico oportuno y al tratamiento eficaz del cáncer en niñas, niños y adolescentes.
La Legisladora expuso que la incidencia de esta enfermedad en nuestra entidad está por debajo de la media nacional. Es de 8.3 por cada 100 mil menores, pero si los vemos más fríamente, hablamos de ocho mil niñas, niños y adolescentes con cáncer. Representa una franja importante de familias, pues cuando tenemos un enfermo en casa u hospitalizado, se trata de un núcleo familiar en las mismas condiciones.
Las cifras proporcionadas por la Legisladora con base en datos de la Organización Mundial de la Salud son escalofriantes. Su incidencia aumentó 200 por ciento en los últimos años, lo que significa que:
“En el nivel mundial, dijo, la OMS informa que se diagnostican 15 casos de cáncer en niños por cada 100 mil menores de 15 años, que representan unos 160 mil nuevos casos anualmente, con más de 90 mil defunciones”.
En México –sostuvo–, la concurrencia de cáncer en menores de 12 años aumenta día con día, colocándose como la primera causa de muerte por enfermedad. Significa, desafortunadamente, una defunción cada cuatro horas.
Como se vea y por dónde se vea es una tragedia que viven miles de familias. En lo individual podemos hacer lo que esté al alcance de nuestras posibilidades. Sé de personas que en forma organizada o por iniciativa propia acuden periódicamente al área de Pediatría del Cecan para apoyar de diversas maneras a las niñas y los niños que ahí se encuentran.
Pero hace falta el empuje del Estado para lograr mejores condiciones, y sobre todo diagnóstico a tiempo, para evitar la muerte de nuestros niños y adolescentes. Nunca como hoy se necesita el apoyo. No se puede dejar en el desamparo al sector público de salud. Pero sobre todo, no se puede dejar en el desamparo a nuestra población.
Hablamos del cáncer infantil y juvenil. Pero también habemos adultos propensos a ser víctimas de esta enfermedad. Es posible que no regresemos a la escuela, pero existe una posibilidad mayor de entrar algún día a un hospital. Ojalá que cuando eso suceda, nuestros nosocomios estén en mejores condiciones.
Por hoy es todo. Le deseo un excelente fin de semana de “Día del amor y la amistad”. Nos leemos en la próxima entrega.