Las políticas públicas de este país desde hace 77 años han ido de la mano de los recursos que provee la explotación del petróleo. El decreto del 18 de marzo de 1938, por el presidente Lázaro Cárdenas del Río cambio a los gobiernos revolucionarios, el dinero fluyo y no tuvimos mucho de qué preocuparnos ante el declive del campo mexicano, existían muchos yacimientos y siempre podíamos encontrar más; el asfalto barato ayudo a incrementar las carreteras y se olvidó del ferrocarril. Sin embargo, ni en los más pesimistas escenarios planteados por los estrategas oficiales, los precios del carburante bajarían a los niveles en los que nos encontramos actualmente. Hoy está en 48.01 dólares el barril y no hay la certeza que se mantenga.
Nos sucedió como “la cigarra y la hormiga”, cantamos, bailamos y nos fuimos de fiesta cual cigarra y hoy no somos un país industrial, no somos una nación de repunte agropecuario, al contrario tenemos grandes extensiones de monocultivos; hemos dilapidado nuestros recursos bióticos; contaminado grandes reservas ecológicas y destruidos bosques y selvas, mermando nuestros propios mantos freáticos sin consideración y sin la previsión de que algún día necesitaríamos volver la cara al autoconsumo para alimentar a un país de 120.42 millones de habitantes, la mayoría en pobreza.
La semana pasada se reunió en Viena la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para discutir las estrategias para el mercado petrolero; sin embargo, poco se podrá hacer mientras Arabia Saudita no acepte reducir las cuotas de bombeo del carburante. Arabia Saudí controla el 80 % de la producción mundial y para ellos esta baja de petróleo la compensan con su gran volumen de extracción y las precarias condiciones de los países como Venezuela, Irán o México no está en ningún momento, dentro de su consideración. Rusia podría hacer una campaña de reducción de cuotas para estabilizar su mercado, pero pese a ser el suministrador de carburantes para Europa y encontrarse a mitad del invierno boreal no puede, ya que parar sus pozos corre el riesgo que estos se congelen.
Rusia necesita un precio por barril de 100 dólares para equilibrar su presupuesto, nosotros en noviembre del año pasado, se aseguraba que estaba blindada la economía y “los ingresos petroleros del 2015, seguros mediante la contratación de coberturas en caso de que el precio promedio del barril de crudo bajara de los 79 dólares” y vimos bajar y bajar los precios.
Se suponía que la teníamos casi resuelta para este 2015, “la diferencia respecto a los 79 dólares del precio por barril establecido en la ley de ingresos del 2015 se cubriría con una subcuenta del Fondo de Estabilización de Ingresos Presupuestarios”, pero ahora está en 48.01 dólares el barril y los recortes presupuestales tendrán que ser permanentes. Está muy lejos aquella frase de López Portillo donde nos instaba »aprendamos a administrar la abundancia» que nos daría los excedentes de los precios del petróleo de la estrategia de cuotas de la OPEP.
Esa misma estrategia de la OPEP ahora no ayudara y los precios seguirán bajando y afectando a todos; no se salvan ni Estados Unidos, ni Canadá con la extracción en auge de los esquistos y las posibilidades que nos “vendían” el año pasado, que sería una fuente de grande ingresos para nosotros en su extracción, eso es impensable con los precios de ahora.
¿El precio del petróleo se determinará por la política de cuotas de la OPEP o quizá será dejada a un lado por lo determinado en la oferta y la demanda del mercado?
Posiblemente la estrategia de la OPEP que durante 40 años significó un equilibrio dejará de ser viable, la fluctuación de los precios no ha terminado y los excedentes en el mercado no permiten vislumbrar un panorama mejor, si en mitad del invierno el precio es bajo la débil demanda pronostica que podría llegar a bajar aún más.
Los griegos pese a contar con grandes yacimientos petroleros comprobados desde 2011, no pueden tocar la solución de sus problemas, las disputas de intereses por la extracción y sus problemas económicos no les permiten tomar medidas para utilizar esa riqueza para salir de la quiebra. Las ganancias serán para las grandes empresas petroleras cuando estas decidan, así como para los intereses de algunos países cuando lo dispongan así. Y entonces el suministro de hidrocarburos saldrá del Mar Egeo para los países industrializados de Europa y el petróleo mexicano y venezolano quedará muy lejos y tendremos que preocuparnos aún más.
Dejamos de vivir del auge petrolero pero no encontramos otro camino y como la cigarra sin voz y sin comer.
Y algunos siguen repitiendo los viejos esquemas. ¿Qué sigue?
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* Zeus le da al hombre para regir sus ciudades Aidós q Díke (conciencia moral y justicia).