¡Oiga! seguramente ya se enteró que el escritor Sergio Pitol Demeneghi se está recuperando de la hemorragia gástrica que lo llevó al hospital con carácter de urgencia, y que en unos días -si no es que ya- será dado de alta. Cosa que a todos nos tiene “locos de contento”, pues además del lustre que significa para la ciudad y el estado de Veracruz, el oportunismo para los políticos locales o de la federación, así como a todos aquello que bajo la sombra/cobijo de su efigie han crecido, está el hecho que es un hombre bueno que ha sabido -por medio de la palabra escrita- enajenar nuestros sentidos y sentimientos con sus narraciones; o en sus propias palabras, a través del libro hacernos nos libres.
Pero también me imagino que está enterad@ de la demanda interpuesta por Luis Demeneghi, primo de don Sergio, para lograr la tutela del autor, pues observa que éste no se encuentra en plenitud de facultades mentales. Situación que orilló al gobierno, a través del DIF, tomar su custodia, en tanto el juez que lleva la causa dicta sentencia.
De manera colateral, este evento desencadenó un cruce de descalificaciones/acusaciones, por las atenciones que estaba recibiendo, y por los supuestos/reales intereses que algunos de sus amigos más cercanos tienen sobre la cuantiosa herencia que deja, entre lo que se encuentran los 14 mil libros. Situación pocas veces vista en el campo de las letras, pues es de esperarse que la cordura y la razón siempre prevalezcan, y por lo mismo, el destino del legado queda bajo buen resguardo.
Otro asunto del que pienso que igualmente está al tanto, es sobre la cancelación que trescientos intelectuales, artistas, periodistas y organizaciones no gubernamentales hicieron de Hay Festival. Petición que como usted sabe también me sumé, pero peor aún, siempre me manifesté en contra de su realización. Razones que de manera escrita como oral expuse, y que hoy a la luz de los acontecimientos y la serie de improperios de “periodistas culturales”. Llegando al puntos de pedir se declare “persona no grata” a Cristina Fuentes y a Juan Villoro se le señala como “instigador de la carta”, y solicitud de cancelación al derecho de reproducción.
Mire usted, creer/pensar o socializar que detrás de esta misiva está la mezquindad de los nativos del Distrito Federal, mejor conocidos como “chilangos”, para que su ciudad siga siendo “el ombligo del mundo cultural”, o que si secuestran/asesinan a otro periodista, entonces debe pedirse el cierre del Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC); creo que es no valorar, por ignorancia u omisión, la capacidad y el talento creativo de los nativos.
Mi alegría por la cancelación de la patente, la fundamento en el hecho de que al fin tendré (mos) la oportunidad de ver qué tan capaz es la administración que encabeza don Javier Duarte de Ocho de gestionar un Festival igual/mejor al proscrito; qué tan capaz es su gobierno de superar los primeros dos años de su antecesor; pero principalmente, qué tan capaces son los “notables y connotados” de las letras veracruzanas, encabezadas por José Luis Rivas Vélez, Premio Nacional de Ciencias y Artes (Lingüística y Literatura), 2009; María Esther Hernández-Palacios Mirón actual directora de Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana y dos veces directora del IVEC, o los investigadores del Instituto Lingüístico-Literario de la UV, de invitar/convencer a escritores, activistas sociales e intelectuales de la talla de Salma Rushdie, Jean-Marie Gustave Le Clézio, José Alejandro Solalinde Guerra, Mario Vargas Llosa, Gabriel Orozco, entre otros.
Creo que más allá de descalificar el acto descalificado, debemos promover que se aproveche la oportunidad que se tiene de tomar –por primera y quizás única vez– el destino de lo cultural en nuestras manos, de exigir que los millones presupuestados para el evento, sirvan para diseñar/ejecutar un Festival de “gran aliento”, que se compare con la Feria Internacional del Libro de Guadalajara o del Palacio de Minería; con el Festival de la Ciudad de México; Festival de Música de Morelia “Miguel Bernal Jiménez” o Festival Cervantino de Guanajuato.
Comentario Breve
Pasó sin pena ni gloria el séptimo aniversario luctuoso del dramaturgo Emilio Carballido, cual muestra una vez más el oportunismo rampante de autoridades universitarias y del gobierno del Estado, al dejar ver que solo atienden aquello que les sirva, para el lucimiento propio. En el olvido quedó el compromiso de editar una antología completa, así como promover el montaje, entre estudiantes de educación media superior de algunas de sus obras.