El pasado lunes, en la calle de Zamora de nuestra capital, me encontré con un ex compañero de trabajo; después del saludo decidimos charlar un rato, en el primer café que encontramos, pasamos a saborear el aromático y dentro de los distintos tópicos que abordamos en la casual platica, mi amigo me dijo que ahora se dedica a la cuestión de los bienes raíces, dijo que en estos tiempos es difícil esa chamba, que hay mucho que vender y pocos compradores.

Y es que cuando alguien se decide vender un terreno, un vehículo, un departamento o una casa, los compradores, ¡siempre!, invariablemente, son demasiados matadores en la compra; en cambio si alguien decide adquirir un bien inmueble, el vendedor pide las perlas de la virgen. Pareciera un juego de palabras, pero si yo quiero vender algo, me lo compran al precio que quieren y si yo decido comprar algo el precio está por las nubes. En pocas palabras mi amigo Claudio X dice que hoy no es buen momento para entrarle a ese tipo de negociaciones.

Por la baja del precio del petróleo, por la deuda externa, interna y demás hierbas, hay escases de trabajo; por esa razón me platico lo que le sucedió a su vecino, a quien conoce desde chamaco y quien a diario lo miraba hacer deporte y para complementar su ejercicio, hacía Yoga; un día logro ser empleado del Gobierno Federal, trabajo algunos años y en un recorte de personal, le toco el infortunio de quedarse sin chamaba. Ya son varios meses que esta sin empleo y su crisis personal se venía acrecentado, en las últimas ocasiones que lo vio había bajado de peso.

Hace como dos semanas lo volvió a encontrar y lo vio más repuesto, mi amigo imagino que su vecino nuevamente había conseguido empleo. ¡Pues no!, su vecino le platico que hace unos veinte días, paso por el Parque Juárez, ese día no había desayunado nada, traía la panza de farol y cuando paso por las sombrillas, ¡por los puestos de comida!, fue tanta su ansia de comer un taquito que estuvo a punto de pedirlo y después de habérselo comido, salir corriendo, por no tener con que pagar.

Lo medito y recordó que cuando era joven practicaba yoga, busco un lugar donde sentarse en el piso y empezó a ejercitar su mente y su cuerpo; poco a poco, con mucho esfuerzo, logro cruzar las piernas, puso sus manos en cada rodilla, con la palma hacia arriba y logro hacer la “Flor de Loto”, se concentró de tal manera que estuvo más de una hora en meditación y se ausento por completo de lo que ocurría en el parque, logrando de esa manera olvidar que traía el estómago vacío.

Cuando despertó de su concentración, volvió nuevamente a su realidad, se dio cuenta que en cada mano tenía muchas monedas, de diferentes denominaciones, nuevamente, poco a poco, fue estirando las piernas, guardo su dinerito en su bolsillo y se levantó, como ya tenía una lanita, miro hacia las sombrillas y le volvió a gruñir la tripa, sin pensarlo dos veces, se dirigió a los puestos de comida, pidió un bistec empanizado, dos chiles rellenos, un taquito de salsa de chicharrón y dos tortitas de gasparitos, toda esa comida bajada con una cocacolota. Dice Claudio que su vecino sigue sin chamba y cada vez que amanece sin lana, se va a practicar Yoga al parque y ya está bien repuestito.

De esa manera logra una buena relajación, la gente lo apoya con lana, come y se regresa a su casa, no sin antes pasar al mercado de La Rotonda, a comprar algo para la cena y todavía le sobra para el transporte, ya encontró su modus vivendi.

Mi amigo Claudio dice que la chamba que él realiza, en estos tiempos no le ve mucho futuro, ya está pensando agarrar un espacio en la calle de Lucio, para hacer lo que su vecino está haciendo y más ahora que ya hay más espacio para caminar en esa calle, las jardineras le dan una buena oportunidad de desarrollar Yoga y conseguir algunos pesos.

En los últimos meses, la ciudadanía está buscando la forma de subsistir, ¿quién va a comprar un rancho, una residencia, un vehículo?, solo los que tienen una buena chamba y tienen con qué, pero aunque tengan no se animan y mi amigo es el que está ahora en problemas de liquides.

Está a punto de colocarse en la calle de Lucio, dice que ya tiene visto un lugarcito, donde no se va a asolear, ni mojar y que ojala y los transeúntes se fijen en él y le dejen una lanita para subsistir, mientras vienen mejores días. No es mala la opción que da mi amigo para subsistir en esto tiempo, para poder palear la escases de lana. Todo con la esperanza de que un día, no muy lejano, el petróleo tenga mejor precio y los mexicanos vivamos mejor. Por lo pronto está practicando yoga, dice que le cuesta mucho la posición de Flor de Loto, que se le duermen de inmediato las piernas, pero con un poquito de esfuerzo, pronto va a lograr la relajación y podrá tomar el lugar que ya tiene visto en la calle de Lucio.

No sé, si lo que mi amigo me platico es verdad, pero a un servidor me convenció de que no es mala la idea, que la época que estamos viviendo nos están orillando a hacer lo que en otros tiempos mirábamos lejano, hoy está más cerca de cada uno de los que sufrimos los bajos salarios y de los precios exorbitantes de la canasta básica, de las medicinas, de las consultas médicas, el precio tan alto de la energía eléctrica, del gas, de la gasolina, de los intereses matadores de los bancos; no estaría mal ir escogiendo un lugarcito donde podamos ir recaudar una lanita, aunque al paso que voy y por mis años no creo que pueda hacer la Flor de Loto. Hasta pronto.

DORMIR BIEN

¿Qué tal duermen amables lectoras y lectores?, ¡bien!, qué bueno, porque los que también duermen de lo lindo y roncan que da gustos, esos meros son los que tomando como pretexto el carnaval, se fueron a darle rienda suelta a la alegría, y así debe de ser, porque para eso es el carnaval, para dale libertad a la carne. Lo que les quita el sueño a todos esos compatriotas que se nos fueron a las fiestas del Rey Momo, ahora les cuesta el arrepentimiento, no pueden entrar al recogimiento, sobre todo porque a partir del miércoles de ceniza, de ahí para adelante tendrán guardar dieta, se acabaron los excesos y ahora viene el ayuno….Hasta pronto.