El pasado 19 de agosto se celebró el 102 aniversario de la creación del Ejército mexicano y fue momento, para que el secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos Zepeda, fijara la posición oficial e hiciera frente a las críticas que ha recibido la institución en su lucha contra el narcotráfico.
A solo meses de asumir la presidencia de la República, Felipe Calderón (2006-2012), en su calidad de comandante en jefe de las fuerzas armadas, sacó al Ejército de los cuarteles y lo puso al frente de su guerra contra el narcotráfico. El actual gobierno en lo general mantiene la estrategia. Ya son ocho años de estar en las calles y sobre él ha recaído la mayor parte de la tarea.
Esa acción ha desgastado al Ejército y también ha golpeado su imagen. El general Cienfuegos lo sabe y en su intervención trató de responder a quienes critican el desempeño del Ejército en la lucha contra el narcotráfico y por eso el eje articulador de su intervención fue el respeto irrestricto al Estado de derecho y a los derechos humanos.
En el Ejército dijo “mantenemos el compromiso irrenunciable de actuar con legalidad y transparencia, respetando estrictamente las determinaciones legislativas y judiciales y promoviendo el respeto a los derechos humanos”. Los militares, añadió, saben que “cada mexicano debe estar en el centro de nuestro accionar, resguardando su seguridad y tranquilidad, respetando sus derechos fundamentales”.
Sé del respeto que tiene el Ejército a las instituciones de la República, de su convicción civilista y de su real interés en el respeto a los derechos humanos. Reconozco, como lo dijo el general Cienfuegos, que “en el gen institucional de las fuerzas armadas, en la conciencia de cada soldado, marino, en el espíritu de cada mujer hombre que porta con orgullo el uniforme militar no existe el afán de violentar los derechos de las personas”.
El secretario sostuvo que en ocasiones el Ejército ha sido acusado, sin pruebas, para dañar la confianza en la institución “pero hemos de recordar que deben ser las autoridades judiciales quienes determinen las responsabilidades que conforme a derecho correspondan”. Hay quienes critican sólo por criticar, pero otros con sólidas razones.
A pesar de la doctrina que sustenta el Ejército, en estos ocho años en la calle ha habido ocasiones, que por error de algunos militares, por falta de preparación o por una decisión equivocada integrantes del Ejército han violentado los derechos humanos. Son casos excepcionales, pero se han dado. Pienso que reconocer los errores engrandece al Ejército y tratar de esconderlos o minimizarlos lo empequeñece.
En el país de principios del siglo XXI, el Ejército debe incluir en su discurso oficial el reconocimiento de sus fallas y errores, sobre todo cuando se trata de la violación de los derechos humanos y cuando se quebranta el Estado de derecho. Contra lo que pueden pensar algunos eso legitimaría al Ejército y le ganaría mayor respeto del que ahora tiene en la sociedad.