Llega un tipo muy adinerado a la iglesia y se arrodilla en el altar, abajo de un crucifijo que representa la figura de Jesús en el Gólgota. Junto a él está un indigente, que también llegó hasta ahí para hacerle una súplica al Señor:
—Diosito lindo, necesito solamente cinco pesos, porque no tengo para comer hoy…
El rico también eleva su súplica:
—Señor, apiádate de mí. Me urgen 50 millones de pesos que tengo que pagar hoy mismo, o me embargarán mis bienes. Ya pedí prestado a muchos que creía mis amigos, me acerqué con los bancos y me quisieron terminar de esquilmar, fui con un usurero y prácticamente se iba a quedar con todo mi capital. Compré el Melate, billetes de lotería y todos los raspaditos que se me pusieron enfrente, pero no me saqué ni un peso.
—Diosito lindo, necesito solamente cinco pesos, porque no tengo para comer hoy… —insistía mientras el otro.
—Y mira, Señor, no he sido muy religioso que digamos, pero si me ayudas, prometo darle una buena limosna al curita de esta iglesia e ir, digamos, unas dos veces al mes… bueno, al año, a confesarme y comulgar.
—Diosito lindo, necesito solamente cinco pesos, porque no tengo para comer hoy… —el hombre pobre hacía un contrapunto cada que el otro se paraba a tomar aire.
—Y mira, Señor…
Aquí el magnate se detuvo, volteó a ver a su vecino, sacó un billete de cien pesos, se lo dio y le dijo:
—Mira, toma este dinero, vete a comer… ¡y ya no me lo distraigas!
No sé por qué recordé esta anécdota cuando leí la noche del jueves que sorpresivamente el Partido Verde había bajado a Sergio Pazos como su candidato a la diputación federal por el Distrito de Boca del Río y había subido a la exalcaldesa Carolina Gudiño Corro.
En una segunda lectura, el cambio se puede explicar porque de acuerdo con las encuestas (ah, las encuestas, todo el mundo habla de ellas, las usa, pero nadie sabe nada a ciencia cierta de ellas; son como el famoso “librito” del beisbol, que nadie nunca ha visto, pero todos lo citan). Bueno, de acuerdo a las encuestas, el joven empresario no tendría ninguna oportunidad de ganar, y la Gudiño resulta más conocida y aceptada (?).
Sin embargo, en una primera lectura muchos vieron atrás del hecho la mano socarrona y experta de Fidel Herrera Beltrán, quien habría trabajado con la gente del PVEM para impulsar en definitiva a quien ha sido una de sus más fieles seguidoras (y de paso dicen, sin que se compruebe aún, que su hijo Javier irá en la lista verde de los pluris que sí llegarán).
Sea una u otra cosa, lo cierto es que se reedita nuevamente la pugna ancestral entre el exgobernador y Miguel Ángel Yunes Linares, y esta vez se dará en los terrenos del choleño, con lo que se avizora, si no la madre, cuando menos la abuelita de todas las batallas electorales.
Ambos políticos, llenos de experiencia y de conocimiento de los entreveros electorales, se enfrentarán con todas sus armas en ésta que puede ser la última pugna que disputen (algo así como la versión jarocha y electoral del pleito Pacquiao-Mayweather, que será todo un éxito de taquilla).
Y mientras están distraídos el uno con el otro, en Veracruz se seguirá haciendo política de la buena.
Por Sergio González Levet
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