Es un hecho innegable que uno de los principales frenos para un mayor desarrollo y crecimiento económico de nuestra nación han sido los monopolios energéticos, que, históricamente, han mermado la competitividad con el sobreprecio a la energía, la nula investigación y desarrollo, los altísimos costos sindicales y el ineficiente uso de sus recursos.
Afortunadamente, a raíz de las reformas energéticas recientes, Pemex parece que enderezará el rumbo de un barco que se encontraba al borde del colapso operativo y financiero.
En el plan de negocios publicado por Pemex el pasado mes de diciembre, que incluye una visión de la petrolera para el periodo 2015-2025, por primera vez en la historia se dieron a conocer iniciativas de alianzas estratégicas e inversión donde Pemex buscará potenciales socios industriales por parte de la iniciativa privada, tanto nacional como extranjera, que le permitan aumentar su rentabilidad y competitividad.
Entre las alianzas más importantes, el documento menciona para la parte de la operación de estaciones de servicio, se perfila la participación del gigante español CEPSA, mientras que Zenith Energy, del Reino Unido, será la encargada de aumentar la eficiencia en su esquema logístico.
Otro punto clave del plan de negocio menciona el objetivo de disminuir las importaciones de gasolina que actualmente son superiores al 50% del consumo total.
También se plantea mejorar la gestión logística de los petrolíferos y modernizar sus técnicas de marketing: creación de tarjetas de fidelización, nuevas formas de pago, convenios con tiendas de conveniencia, restaurantes y comercios son las iniciativas más destacadas.
El objetivo primario del plan de negocios es precisamente modernizar la estructura y la operación interna que le permitan mejorar su rentabilidad, lo cual traerá dos consecuencias fundamentales y necesarias para México:
• Precios energéticos más bajos, lo cual tiene un impacto a gran escala en todas las actividades económicas y sociales del país.
• Una vez que el precio de la energía haya sido ajustado por las mejoras internas y la participación de la iniciativa privada, el gobierno mexicano por fin podrá cortar o disminuir por lo menos, el subsidio a la gasolina, lo cual a su vez provocará que esos preciados recursos sean destinados a impulsar otras iniciativas de crecimiento y desarrollo.
Definitivamente aún falta mucho camino que recorrer para tener un mercado abierto de energía que tanta falta le hace a este país, pero, se están dando los primeros pasos en la dirección correcta para un cambio fundamental y trascendental en el futuro a corto, mediano y largo plazo de México.
Ojala y no se quede en papel.
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